Soy una nueva creación, y yo lo sé porque la Biblia me enseña que la sangre de Jesús fue derramada para el perdón de mis pecados y porque le he dado a él la bienvenida en mi vida como mi Señor y Salvador, todas mis miserias, toda la inmundicia en mi vida es lavada y puedo empezar de nuevo, con una vida limpia.
Pero, ¿cómo es que esto realmente funciona?, ¿cómo puede una persona que ha estado viviendo una vida de inmoralidad, de corrupción, de libertinaje, decir de repente ‘estoy limpio’ y estar verdaderamente limpia?
En aras de la concisión, vamos a omitir algunos detalles, pero les exhortamos a encontrar una explicación más exhaustiva en las referencias bíblicas que hemos añadido.
Todo se inicia con el pecado de Adán y Eva y la necesidad de que un animal sea sacrificado para cubrir su desnudez (Génesis 3:21). Dios nos presenta a continuación, la única manera a través de la cual su ira hacia nosotros puede ser apaciguada, con el derramamiento de la sangre de un animal limpio el cual es presentado ante el altar, (Génesis 4:4) Abraham entendió el significado de esta necesidad e hizo muchos sacrificios para Dios, y lo mismo hizo Isaac y Jacob y sus descendientes.
Entonces Dios les dio la Pascua a los israelitas en Egipto, mediante la cual al pintar los marcos de sus puertas con la sangre de un limpio cordero de sacrificio, las vidas de sus primogénitos fueron protegidas cuando el ángel de la muerte pasó a través de Egipto matando a todos sus hijos y animales primogénitos. (Éxodo 11:01-12:30)
Luego, en el desierto Dios le dio a Moisés un modelo del tabernáculo que se habría de construir exactamente como mostrado, pues era una copia fiel de aquel tabernáculo más grande en el Reino de los Cielos. E hizo Dios un pacto con su pueblo, mediante el cual les presentó las leyes y los mandamientos, y el cual fue sellado por el derramamiento de sangre en el tabernáculo y sobre los pergaminos y en la gente, y sobre todos los artículos que se utilizarían para el altar y para el cumplimiento de ese pacto. Dios también le dio a Israel el Arca de la Alianza en cuya cubierta se rociaba la sangre del sacrificio por el perdón de los pecados. Todo esto se explica en detalle en las Escrituras, en Éxodo 24 y 25. Sin embargo, estos acuerdos fueron temporales y estos sacrificios era necesario repetirlos una y otra vez, y el Sumo Sacerdote debía presentar la sangre de la expiación, por él y por el pueblo que representaba. Una vez al año era esto llevado a cabo en el lugar más santo, donde estaba depositada el arca de la alianza.
Y llega Jesús, y a través de su ministerio, vemos cómo Él viene a cumplir la promesa de un nuevo pacto (Jeremías 31:31-34). Él se presenta a las naciones Santo en su bautismo (Mateo 3:16), (Marcos 1:10-11). Y Él fue traspasado por nuestras rebeliones (Isaías 53:5), (Juan 19:34).
El libro de Hebreos capítulos 7 al 10 nos da un informe completo y exhaustivo del cumplimiento de la Ley y el establecimiento del nuevo pacto. Jesús es ordenado sumo sacerdote y el se presenta a sí mismo ante Dios a través del templo en el cielo después de haber derramado su sangre en el calvario.
Una vez y para siempre Jesús se presenta ante el Padre cumpliendo así la exigencia de un sacrificio de sangre por el precio que debía ser pagado por el perdón de los pecados.
Cuando Jesús entregó su espíritu en la cruz, dentro del templo la cortina del lugar santísimo se rasgó en dos (Mateo 27:50-51). Ya No habría más necesidad de sacrificio. A partir de este momento Dios seria accesible a todo aquel que quisiera llegar a él a través de Jesús.
¡Qué bendición tan maravillosa, cuan hermoso regalo nos ha sido dado por medio del sacrificio de Jesucristo! Y cuan bello escenario ha sido montado por el Señor para el rescate de la humanidad.
"Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto. ". (1 Pedro 1:18-19)
El sacrificio que Jesús hizo, él lo hizo para toda la humanidad "para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna". (John 3:16).
Esta es una maravillosa promesa de esperanza y redención. Podríamos tenerlo todo o podríamos no tienen nada en esta tierra, pero las cosas materiales son perecederas, y no tienen ningún valor cuando meditamos sobre la realidad humana.
Pero a través de Su Sangre, Jesús nos ha dado el regalo más grande, un regalo con el que puedes contar, un regalo el cual puedes llevar contigo como una bandera para siempre, la esperanza bendita, la gran expectación de la vida eterna.
Jesús es nuestra única esperanza, su sangre es la prenda en que somos vestidos al venir al altar frente al Padre, y el nos ve en la pureza de su hijo, y tenemos la vida eterna, hoy y para siempre.
Ven y reúnete con nosotros ante su altar, y permite que Su gracia sea una bendición en tu vida, y hazte dueño de la esperanza verdadera.
Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús
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