He leído muchas versiones y opiniones sobre el tema de Jesús en las bodas de Cana (Juan 2:1-11) y todas se diferencian en su contexto y razonamientos.
Al analizar la manera en que pensamos, Parece razonable que podamos crear tanta contradicción de una simple boda. Ciertamente esta fue la primera actividad registrada de el ministerio de Jesús en su comienzo, y entre todas las actividades esta se trataba de una fiesta, y de todas las fiestas, esta era una boda, un evento que representa el acto simbólico del nacimiento de la iglesia, y el cual representa todo el propósito del ministerio de Jesús en la tierra.
Él es el novio, nosotros somos la novia y hay una celebración la cual esta siendo preparada y la cual todos vamos a disfrutar en su momento. Y si seguimos escudriñando, podemos también notar que este fue igualmente el primer milagro registrado de Jesús. En este sentido, coincidimos con los teólogos y estudiosos de la Biblia sobre la trascendencia de este evento, de hecho este ha sido el único tema que ha absorbido todos los estudios de esta actividad en particular, la conversión del agua en vino.
Acerca de este milagro en particular he escuchado muchas opiniones, he oído decir que Jesús quiso romper con la religión al profanar las tinajas de piedra del lavado ceremonial de purificación, he oído decir que Dios es un Dios de abundancia y que este milagro lo demuestra, al producir Jesús en un instante cerca de ciento ochenta galones de vino para esta celebración. He oído decir que este fue un regalo para los novios, ya que podrían vender el vino sobrante una vez que la fiesta hubiese terminado, he oído decir que el vino representa la sangre de Jesús la cual Él eventualmente derramaría por el perdón de los pecados. He oído decir que el agua representa el espíritu y que al convertir el agua en vino, Jesús estaba haciendo una declaración de que el reino de los cielos está cerca.
Todas estas afirmaciones de manera individual tienen cierta validez bíblica y tienden a tener sentido cuando observamos más profundamente la razón de Jesús para convertirse en un ser humano de carne y hueso, el cual vive y respira igual que todos nosotros.
Podríamos discutir cada una de estas afirmaciones de forma individual y encontrar la base bíblico para ellas, podríamos incluso ampliar en algunas de ellas y añadir algunas nuevas sugerencias sobre los acontecimientos en esta especial ocasión.
Sin embargo, en conversación con mi esposa hace un par de noches, ella hizo un comentario extraordinario sobre este pasaje de Bíblico.
Dios no es un Dios que desperdicia. Dios nunca transformaría en vino el agua contenida en seis tinajas de piedra de treinta galones cada una y causar una oportunidad para el desperdicio, para el derroche y hasta probablemente la embriaguez. Me detuve un momento a reflexionar sobre su versión de la historia, y esta me tomó fuera de balance, yo estaba anonadado por la simple observación y su lógica.
Mi esposa me dice que el agua en las tinajas de hecho nunca se convirtió en vino, esta continúo siendo agua. Ella insiste en que incluso las jarras que se usaron para extraer el agua de las tinajas se llenaron con agua, y que esta continuo siendo agua hasta que esta agua fue vertida en los vasos.
En otras palabras, los huéspedes tendrían todo el vino que fuera necesario durante el tiempo que lo necesitaran, pero una vez que la fiesta hubiese terminado, no habría ningún sobrante que se pudiera desperdiciar, no habría ninguna razón para la embriaguez o el derroche, yo me atrevo a ampliar en la posibilidad de que para aquellos que se estaban embriagando el agua continuaría siendo agua al vertirse en los vasos. ¡Cuan maravillosa observación, cuan extraordinario análisis teológico, Cuan hermosa revelación!
Mientras escuchaba a mi esposa, no pude evitar el reflexionar sobre la historia de Eliseo y la viuda en 2 Reyes 4:1-7, había una necesidad que satisfacer a fin de evitar que esta viuda perdiese sus hijos a la esclavitud. Eliseo le dio instrucciones específicas, y mientras hubo frascos vacíos el aceite continúo fluyendo. Cuando ya no hubieron mas vasijas por llenar el aceite dejo de fluir.
En el caso de las bodas de Cana, había una necesidad que satisfacer y una gran vergüenza que evitar, obviamente la madre de Jesús tenía un cierto afecto por esta pareja. Quizás eran amigos o incluso familiares, y ella sabía que Jesús podía resolver el problema, ella ni siquiera se preocupo de cómo El lo haría, ella sólo le dijo: "ya no tienen vino", y luego a el criado, "has todo lo que EL te diga que hagas". Jesús les dio instrucciones específicas a los sirvientes. Yo no creo que Jesús estaba interesado en este momento en hacer ninguna demostración en particular, esta era su primera aparición pública como ministro. Tampoco creo que el tuviese en estos momentos el propósito de profanar estas tinajas, sin duda, Jesús se opone a los rituales y las tradiciones religiosas, pero esta era una fiesta a la cual el había sido invitado, y Jesús tenia la educación como para no crear un altercado en la casa en la cual el era un invitado. Este evento me hace reflexionar sobre el caso de la mujer que derramó un frasco de alabastro lleno de aceite a los pies de Jesús mientras él estaba en la casa de Simón el fariseo (Lucas 7:36-50). Jesús tenía suficientes razones para avergonzar a Simon en esta ocasión, sin embargo, Él optó por contarle cortésmente una parábola y hacerle comprender su error sin humillarle delante de los otros invitados.
Tenemos también el caso en que Jesús alimento a los cinco mil, y los cuatro mil, en ambos casos les dice a los discípulos que recojan los pedazos para que no se desperdicien.
El Señor está siempre dispuesto a satisfacer todas nuestras necesidades, y sin duda alguna, siempre lo hace.
Anoche, en conversación con mi suegro, el me decía en broma que Dios nunca le daría un millón de dólares para gastar, mi respuesta fue, Que si hubiese una necesidad real por un millón de dólares, Dios lo proveería, sin embargo, Él no proveería un centavo extra, ni un solo centavo que no fuese necesario.
El caso de la boda Cana es el ejemplo perfecto, cuando se ve en este contexto, de la real provisión de Dios, y su propósito de satisfacer todas nuestras necesidades.
Después de un cuidadoso análisis del contexto de esta historia podemos afirmar categóricamente, que no quedo vino en las tinajas de piedra o incluso en las jarras cuando la boda se había terminado.
Ni una sola gota fue desperdiciada. Dios proveyó exactamente lo que se necesitaba.
Como El siempre lo hace.
Que el Señor continúe proveyendo en tu vida exactamente lo que necesitas, ni más ni menos.
Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús.
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