miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ser Santo

¿Qué significa ser santo?, es decir, ¿qué es lo que verdaderamente significa caminar en la santidad?
recuerdo haber leído en la Biblia que todos somos pecadores, que no hay nadie bueno, que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).
¿Significa entonces que no se puede ser santo?
La Biblia dice que sin santidad nadie puede ver a Dios (Hebreos 12:14). Por lo tanto, debe haber una manera de lograr la santidad, excepto que, el cristianismo no es realmente acerca de ser santificados, sino de caminar hacia la santificación. Y aunque sin duda este es un gran reto, no es algo que necesitamos llevar a cabo nosotros mismos, pues esta carga ha sido tomada de nuestras espaldas y clavada en la cruz por nuestro Señor Jesucristo.
Así que, ¿cómo quedamos entonces? Esa es una pregunta válida, ya que muchos son los que luchan por mantenerse puros, y he conocido bastantes que han optado por apostatar de la fe, porque no han podido luchar contra la tentación, porque no pudieron ganar la batalla contra las lujurias de la carne.
La cosa es que no tenemos que librar esa batalla, la guerra ya fue ganada por nuestro Señor Jesucristo en la cruz, él ya ha tomado todos nuestros pecados, y terminado con ellos, por su sacrificio nuestra redención es completa, el precio ha sido pagado en su totalidad, y tenemos al Espíritu Santo con quien hemos sido sellados, quien nos ha sido dado como una garantía como una seguridad de nuestra esperanza eterna.
En pocas palabras. La santificación no es acerca de luchar por mantenernos puros, se trata de no trabajar tan arduamente para lograrlo, y dejar que Cristo lleve la carga de nuestros fracasos, de nuestras frustraciones, de nuestros impulsos carnales, es confiar en él, abandonándose a él y entender que con nuestros propios esfuerzos, no podemos ganar esta, o ninguna otra batalla espiritual, y es por eso que El ya lo ha hecho por nosotros.
Esto nos lleva a otra pregunta, ¿cómo hacemos eso? ¿Cómo podemos entregarle a El todas nuestras actitudes pecaminosas, si la tentación continúa golpeando nuestras puertas, si los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa siguen abatiendo ferozmente contra nosotros debilitando nuestra voluntad y haciéndonos caer en la rutina de pecado – Confesión, la cual parece imposible de romper?
Yo me hice esta misma pregunta cientos, tal vez miles de veces en el pasado, y hasta grite, en frustración a veces, suplicando la misericordia de Dios para que me limpiara de mis miserias, hasta que un día me enteré que Dios está siempre listo y dispuesto a responder esta oración siempre y cuando estemos dispuestos a responder a su liderazgo.
La respuesta está en las escrituras, en abrazar ferozmente el hábito de estudio y adoración y oración, el cual mantendrá al mundo y la carne y Satanás acorralados, un hábito que no deje lugar a las distracciones o las tentaciones.
La Biblia dice: No os conforméis a los patrones de este mundo, sino sean transformados mediante la renovación de su mente, entonces usted será capaz de probar y aprobar cual es la voluntad de Dios, Su agradable buena y perfecta voluntad (Romanos 12: 2)
Porque todos los cristianos sabemos que tenemos que morir con Cristo y ser resucitados en el espíritu para lograr vivir una vida cristiana victoriosa, pero no estamos todos dispuestos a asumir el reto de vivir el sacrificio de la cruz en nuestras vidas.
Y cuando Jesús nos dijo que tomáramos nuestra cruz y le siguiéramos, El estaba hablando de este sacrificio.
Una vida de devoción y dedicación a Dios llevará al camino de la santidad que Dios nos está pidiendo, y sólo a través de una vida de devoción podemos realmente renovar nuestra mente.
Por lo tanto, ¿somos santos? sí, lo somos, si somos verdaderamente parte del cuerpo de Cristo, si somos cristianos confesos arrepentidos y renovados, nacidos de nuevo del espíritu de Dios y caminando por fe, pues por su gracia hemos sido salvos mediante la fe, no por obras, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9)
¿Estamos Santificados? no podríamos serlo, a menos que hayamos dejado que la carne realmente muera, y aprendido a caminar en el espíritu, a menos que vivamos una vida de comunión, de compromiso y dedicación a Dios, una vida de alabanza y adoración. Este comentario exige una explicación, ya que podemos adorar a Dios en el trabajo, en nuestra vida cotidiana, en cada pensamiento, en cada una de nuestras conversaciones. Podemos hacer honor y glorificar a Dios las 24 horas del día si en verdad nos lo proponemos, pues nuestras horas de sueño serian una continuación de nuestras horas de vigilia, y nuestra adoración sólo continuaría pasando de un estado de conciencia a otro, como parte de la acción de caminar en Cristo.
Tu puedes vivir la Experiencia del regocijo de una vida de verdadera devoción cristiana. Acepta el reto y déjate impulsar por el espíritu en una vida de alabanza y adoración, devoción y dedicación a Dios, y nunca vas a querer mirar hacia atrás, entonces serás verdaderamente llamado santo, entonces realmente entenderás el significado de caminar en la santidad, hacia la santificación, entonces podrás deleitarte en una vida verdaderamente victoriosa en Cristo.
Y a aquel que es poderoso para hacer muchísimo más que todo lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén. (Efesios 3:20-21)

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús