"¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?"
Cuando los discípulos pidieron a Jesús que les enseñara a orar, la respuesta no se hizo esperar, Jesús no les dijo déjenme pensarlo, o no les dio una respuesta larga y complicada.
Jesús fue directo y muy claro sobre la manera en que debemos orar.
Yo no pretendo dar instrucciones a nadie acerca de la oración, sino poner de relieve la especificidad de la respuesta de Jesús, y el claro mandamiento incrustado dentro de ella; uno que trasciende nuestra identidad como seguidores de Jesús.
Lo primero que debemos destacar es el hecho de que cuando oramos debemos ser más específicos, y directos, en lugar de andar dando rodeos. Así que vayamos al grano.
Muchas técnicas de oración han sido desarrolladas muchas de las cuales inclusive se enseñan en los libros de teología y estudios bíblicos, estoy seguro que has escuchado sobre las siglas ACAS, que significa la adoración, confesión, acción de gracias y súplica. Esto es algo bueno y cubre los puntos de la enseñanza de Jesús aunque no en el orden indicado por la Biblia.
Excepto porque la adoración es un estilo de vida que cada seguidor de Cristo debe adoptar, para caminar con firmeza hacia la meta, La adoración debe convertirse en una parte de nuestra conducta, de nuestras regular manera de pensar. Pablo proclama en el libro de Tesalonicenses (5:17) “ora incesantemente”. La oración debe ser el relleno en nuestro cerebro cuando no está ocupado con nuestras responsabilidades diarias.
Jesús no nos está diciendo que tenemos que pasar una hora alabando a Dios de rodillas antes de llegar a los detalles de nuestra oración. Alabar a Dios debería ya ser parte de quienes somos, si esto no es así, existe una buena posibilidad de que sus oraciones no serán escuchadas.
Dos cláusulas muy importante del Padre Nuestro, (como muchos han optado por llamarle), lo son “venga tu reino”, y “hágase tu voluntad”.
Estas cláusulas contienen un mensaje importante y extraordinario, uno que ha sido la fuente de muchos libros y discusiones y enseñanzas, y sin embargo, es un mensaje sencillo.
Debemos ser apasionados por Dios y por sus caminos, y tener un deseo desesperado de estar con El, de ser parte de El, de agradar a Dios, de establecer su reino en nuestras vidas y en las vidas de aquellos nos rodean, y de hacer Sus caminos nuestros caminos, Sus pensamientos nuestros pensamientos y sus deseos los nuestros.
Si nos falta esa pasión y este deseo, es probable que nuestras oraciones no serán escuchadas.
Este tema en particular lo estaremos discutiendo más tarde, y se refiere a las promesas de Dios.
La confesión es también una parte importante de nuestra oración, y otro tema que vamos a cubrir en otros estudios. Pero la confesión no es esencial en la oración, Pues Hemos sido redimidos, nuestros pecados han sido pagados por el Cordero de Dios. Y La oración no es el momento adecuado para confesar los errores que hemos cometido durante el día. La Biblia nos enseña que siempre debemos estar alerta, (Efesios 5:15-17) y debemos confesar nuestros pecados en el momento en que estos ocurran, y añadir la confesión a nuestras oraciones no es mas que una manera de cubrir todas las posibilidades y asegurarnos de traer ante del Señor los pecados que suceden a menudo sin darnos cuenta.
A medida que aprendemos a vivir una vida de alabanza y adoración, y con un deseo insaciable de ser parte del Reino de Dios y de agradar a Dios constantemente, nuestro corazón se vuelve un corazón verdaderamente agradecido, y Dios nos da el entendimiento y un conocimiento más profundo de él, el cual nos lleva a tal grado de unción que su palabra escrita trae nueva revelación y nuevo conocimiento cada día
Y este es el punto al que queríamos llegar; uno que ha sido a menudo mal interpretado, y que ha llevado a muchos a suponer que Dios tiene la obligación de poner los alimentos en nuestra mesa. (Lucas 11:3) El Señor nos está dando un mensaje en esta porción de las Escrituras que muchos tienden a obviar.
El Espíritu Santo se hace uno con nosotros cuando nos convertimos en cristianos, pero la unción del Espíritu Santo debe ser constantemente recargada con el fin de mantenernos cerca de Dios y en una verdadera comunión con Él, esto es también una enseñanza separada, la cual estaremos cubriendo, y una que los apóstoles, sobre todo Pablo, cubren en abundancia "(Efesios 5:17). Y Jesús completa sus instrucciones acerca de esta conversación con los discípulos, precisamente indicándonos los resultados de pedir de la manera correcta, y de ser un verdadero hijo de Dios. "¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Lucas 11:13).
Nuestro Señor Jesucristo pasó gran parte de su tiempo enseñando a los apóstoles la importancia de la morada del Espíritu Santo en ellos, y de cómo esto les daría el poder y la audacia para hacer el trabajo que había que hacer.
La Biblia nos enseña que Jesús mismo dejó atrás su corona de gloria para caminar en la tierra como un hombre, y que El confió plenamente en la morada del Espíritu Santo para llevar a cabo su ministerio y para hacer los grandes milagros que hacía, y lo hizo con el fin de enseñarnos que nosotros, que hoy en día tenemos el mismo Espíritu Santo que estaba en El, estamos equipados y empoderados para hacer todo lo que El Hizo y mucho mas aun (Juan 14:12), si nos apoyamos en Su nombre.
En el libro de los Hechos (Hechos 2:2-4) nos encontramos con un caso único, en que un grupo de hombres y mujeres confundidos y desalentados, se convirtieron en un instante en un maravilloso cuerpo de poder, un cuerpo que encendió las calles de Jerusalén con el fuego de Dios y el cual sentó las bases para lo que hoy es el mas grande cuerpo de fe en el mundo.
Entonces pidamos todos los días, cada hora y cada minuto de nuestra vida al Señor. "Danos nuestro pan de cada día" danos más del poder del Espíritu Santo, para que podamos caminar siempre con firmeza y valentía en las huellas de Cristo.
Que el Espíritu Santo de Dios te llene constantemente con su unción, y que Dios te de el hambre de aprender y crecer y ser un testigo de los milagros en tu vida!
Rev. José A. Luna
Un siervo de Cristo Jesús
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