lunes, 19 de julio de 2010

Escogiendo la Obediencia!

Podríamos haber optado por seguir nuestros propios instintos, nuestros impulsos, nuestro deseo de avanzar rápidamente y hacer grandes cosas para el Señor; podríamos haber optado por reunir a miles de pastores, y crear un gran movimiento que nos hubiese hecho ver muy bien ante los ojos del mundo, y esto habría hecho que nos sintamos orgullosos de nuestros logros, y probablemente habríamos terminado dando gracias al Señor por su demostración de poder y su fidelidad, sin embargo, si hubiéramos tomado estas medidas éstos no hubiesen sido los pasos de el Señor.
Tuvimos la oportunidad de registrar poderosas iglesias en nuestro programa, y de traer Ministros de renombre y grandes organizaciones eclesiásticas a unirse con nosotros, y esto probablemente nos habría dado un impulso el cual habría llamado la atención de personas u organizaciones ricas, dispuestas a pagar nuestro camino hacia el éxito. Sin embargo, esto no habría sido la voluntad de Dios, sino la voluntad de los hombres.
En su lugar optamos por seguir la dirección Dios, por escuchar su voz y obedecerle fielmente.
En su lugar, optamos por abrazar aquellas iglesias que fueron atraídas a nosotros por el Señor mismo, y aquellos ministros que nos fueron indicados por el Espíritu Santo de Dios, y sin ningún tipo de ruido, sin bombos y platillos, concluimos por hacer lo que Dios había ordenado al ordenar a estos nuevos pastores, y al plantar estas nuevas iglesias, y al establecer estas nuevas relaciones con esos ministerios los cuales nos fueron señalados por Dios. Y los escasos recursos que la mayoría de ellos tienen, y las pequeñas ofrendas que pueden ser capaces de colectar en sus congregaciones a menudo es apenas suficiente para pagar las obligaciones administrativas de la iglesia. Así que es poco probable que alguno de ellos sea capaz de añadir a los recursos financieros de Casa de Salvación. Pero estos son verdaderos guerreros del Evangelio, verdaderos seguidores de Cristo, cristianos verdaderos con corazones centrados en complacer al Señor, cuyo interés primordial es acumular tesoros en el cielo, y cuya gloria esta sólo en ver a las almas ser salvas y el poder del Espíritu Santo trabajando en sus iglesias.
Este tipo de ministros o ministerios no atraen la atención de colaboradores ricos, ya que no brillan ni son centro de atención, ya que no aportan ninguna luz a sí mismos excepto la que les es dada por Cristo Jesús.
Nuestro viaje a través de América Central no fue victorioso por haber recopilado nuevos recursos sino porque Dios fue glorificado, no porque hemos firmado nuevos acuerdos sociales con hombres poderosos, sino porque unimos nuestras fuerzas con 36 nuevos modestos y humilde ministerios, que tienen poco poder terrenal, pero que fluyen con el poder del Espíritu, que están llenos con el más maravilloso poder que uno podría tener, el poder de Dios.
Llegamos a Guatemala, y desde allí nos dirigimos a El Salvador y a través de Honduras a Nicaragua y luego a Costa Rica. Y en el camino de regreso, seguimos la misma trayectoria.
Y podríamos habernos detenido en Honduras y añadir al triunfo de nuestro viaje, pues ministros que nos reciban hay muchos allí, pero Dios no nos dijo que nos detuviéramos en Honduras, de hecho Él bloqueó todas las posibilidades que se hiciéramos algo allí. En la carne podríamos haber forzado una visita, sin embargo, ni siquiera para poner gasolina en el coche o para comprar un simple recuerdo pudimos parar allí.
La obediencia y la victoria van de la mano en el mundo espiritual. Y es a través de la obediencia que Dios seguirá edificándonos y dándonos la satisfacción de ver la expansión de su reino y su remanente siendo levantado y unido y reuniéndose para adorarle en espíritu y en verdad. Y habrá oposición y habrá obstáculos, pero Dios está por delante de nosotros debilitando a las fuerzas del enemigo, y abriendo nuevas puertas cada día, para que sus verdaderos seguidores continúen saliendo a la luz y estableciendo un frente unido, unidos como un verdadero cuerpo, el cuerpo de Cristo.
Podríamos habernos hospedado en hoteles de lujo con aire acondicionado y agua caliente y servicio de habitaciones, en ves de esto nos quedamos en lugares modestos sin ningún tipo de lujo o nos quedamos en las casas de nuestros hermanos, como Dios lo permitió.
Podríamos haber tenido cenas lujosas en restaurantes de cinco estrellas, pero preferimos comer comidas caseras en los hogares de los hermanos, o comer en lugares modestos, de bajo costo.
Dios nos ha dado una responsabilidad, y esta es la de restaurar su iglesia y la de unir a su cuerpo en el poder del Espíritu, y de llevar el conocimiento a las congregaciones para que sean preparadas contra los engaños de las fuerzas de la oscuridad.
Los recursos que Dios a puesto en nuestras manos han de ser apreciados y utilizados sabiamente para su gloria y honra, Él nos ha hecho mayordomos de una gran responsabilidad, y estamos en la obligación de cumplir con sus normas y defender su reino.
Podríamos haber hecho muchas cosas que el Señor no nos ha dijo que hiciéramos, porque Él no nos dijo que no los hiciéramos, sin embargo, tenemos en su Palabra grandes ejemplos a seguir y los resultados de la obediencia y la desobediencia.
Podemos por ejemplo mencionar los casos de David y Saúl, ambos elegidos para ser reyes, y cuyos destinos se separaron en diferentes direcciones, lo que marcó la diferencia fue simplemente la obediencia.
Cuando el viaje había terminado, todos teníamos una maravillosa sensación de satisfacción en nuestros corazones, ya que sabíamos que Dios estaba agradado con nosotros, pues habíamos hecho exactamente lo que Él nos dijo que hiciéramos.
Y Él nos bendijo.
El trabajo que queda por delante no es poca cosa, y sabemos que habrá obstáculos, pero también sabemos que mientras escuchemos, y obedezcamos la Voz de Dios, siempre habrá victoria.
También sabemos que necesitamos recursos financieros para realizar la tarea que tenemos por delante, pero el que nos envió seguirá equipándonos, no necesitamos hacer malabares o trucos de magia para hacer la obra que nos ha sido encomendada, tenemos a Jehová Jireh, a Dios nuestro proveedor.

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús
19 de julio 2010

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