Establecer la diferencia entre un cristiano y un no cristiano debería ser una tarea fácil en el contexto de la ya marcada intrínseca creencia, sin embargo, en relación con las creencias religiosas cristianas, tendríamos que escribir por lo menos unas quinientas paginas para poder mínimamente presentar la amplia gama de conceptos conflictivos los cuales representan el cristianismo.
Tendríamos que hablar de culturas, tradiciones, sectas, denominaciones, corrientes filosóficas, corrientes teológicas, corrientes doctrinales, racionalizaciones, regionalismos, contradicciones, competencias, sociedades y la lista sigue, convirtiendo la fe cristiana en una larga e intrincada, y desordenada mezcla de corrientes que por lo general carecen de lustre para aquellos que sólo desean ser cristianos.
Sin embargo, dependiendo del país donde nos encontremos y en qué parte de ese país, seriamos más o menos capaces de distinguir la diferencia entre alguien que profesa ser cristianismo y alguien que no lo es. Por ejemplo la mayoría de los países de América Latina brillan por la marcada diferencia en el estilo de vestir entre cristianos y no cristianos, también es notable el comportamiento cortés y las buenas maneras, los cuales aunque aparenten un poco exagerados, son sinceros, estos patrones son aún más evidentes los domingos cuando la mayoría de los cristianos se lanzan en manadas a la casa de culto, y las calles se adornan de personas de todas clases y razas avanzando Biblia en mano hacia la iglesia..
Estas tradiciones sin embargo están cambiando rápidamente en muchos de estos países, especialmente entre las altas esferas, los cuales están adoptando rápidamente un comportamiento cristiano más "al estilo norte americano".
Eso se debe a la influencia norte americana en latino America y a que en América del Norte, especialmente entre los blancos norteamericanos, no parecen existir identificadores distintivos entre los cristianos y no cristianos, al menos no en la apariencia externa. Los cristianos de América del Norte en su mayoría han adoptado un comportamiento general, hablar, caminar, etc., exactamente igual al de los no cristianos. Esto es más bien una cuestión cultural, y no significa necesariamente que los norteamericanos sean menos cristianos que los latinos, de hecho, puedo decir con certeza que, al menos en mi experiencia, la hipocresía entre los cristianos de América del Norte es significativamente menos evidente que la de los latinos, y cuando digo esto me estoy refiriendo a cristianos nacidos de nuevo, cristianos evangélicos, y no cualquier grupo religioso que a decidido montarse en el tren del cristianismo.
En mi limitada experiencia con los cristianos europeos y de los países africanos y asiáticos, puedo decir que los europeos van de manos con los norteamericanos en su devoción a Cristo, mientras que en los países asiáticos y africanos, aquellos que profesan su fe en Cristo parecen ser más leales y sinceros y dedicados a la fe.
Este es un tema interesante y muy profundo el cual requiere mucho más que la simple observación para ser desarrollando con precisión y justicia, el tema sin embargo, nos grita por la necesidad de que destaquemos una realidad que va más allá de la raza y la nación y la cultura y la geografía, un hecho el cual exclusivamente da validez a nuestra fe y nuestro caminar como cristianos.
La dura realidad es que en el Día del Juicio ninguno de estos asuntos serán relevantes, nadie se preocupará sobre el estilo de vestir, o gustos personales o estilos de vida o regionalismos o influencias culturales. Lo único que importara en absoluto en ese día es si nos hemos dedicado a Cristo o no, si verdaderamente hemos creído con todo nuestro corazón que Jesucristo es el Señor, si hemos recibido la salvación.
En ocasiones he sido expuesto a la hipocresía de muchos que actúan y hablan y se mueven y oran y leen la Biblia como si fueran santos; también he sido expuesto a la fidelidad y la santidad de muchos que en su estilo de vida aparentan no tener nada de Cristianos.
Mostrar una actitud piadosa y justa no hace a una persona salva, de hecho en los tiempos de Jesús los fariseos eran expertos en mostrarse santos, y un gran número de ellos fueron condenados públicamente por nuestro Señor Jesucristo.
En la cultura moderna todo aquel que va a una iglesia basada en la Biblia, o que de alguna manera se relaciona con alguien que es un miembro de una iglesia, se llama a sí mismo un cristiano. Y hay miles de iglesias de todo tipo de denominaciones las cuales están llenas a capacidad de personas que se llaman cristianos, sin embargo, estas iglesias nunca han hecho un llamado al altar, sus miembros no se dan cuenta de que para ser cristiano hay que ser un seguidor de Cristo, que ser cristiano es un asunto personal entre una persona y el Hijo de Dios, y que la única manera de convertirse en un verdadero cristiano es confesar con tu boca que Jesús es el Señor y creer en tu corazón que Dios le levantó de los muertos. (Romanos 10:9) Es con el corazón que se cree para justicia, y es con la boca se confiesa para salvación. v10
Según las estadísticas mundiales sobre las prácticas religiosas, hay más de dos mil millones de cristianos en el planeta. Eso es un número exorbitante, un número que llevaría música a los oídos de Dios si fuera cierto. Pero si el Señor Jesucristo viniese hoy en las nubes y llamase a sus seguidores al sonido de la trompeta, sólo un puñado de esos dos mil millones de personas se levantaría con Él al cielo. Esta es una realidad amarga, la cual no parece preocuparle al mundo, ya que estos miles iglesias que se dicen cristianas no parecen tener la más remota idea, y continúan enseñando mentiras a sus miembros, o mas bien, no diciéndoles la verdad.
Sin embargo, la culpa de la iglesia es sólo parcial, porque el cristianismo es acerca de las convicciones personales, se trata de una conexión directa e individual con el Señor, y la Biblia habla claramente sobre esto. Y cada uno de esos dos mil millones de personas que se dicen cristianos han tenido, de una manera u otra, acceso a una Biblia. Y ellos han optado por aceptar la manera más conveniente de seguir los patrones del mundo a costa de su salvación, a costa de la condenación eterna, un alto precio a pagar por unos años de aparente placer.
Esos dos mil millones de personas todas han oído hablar de Jesús, y aunque es probable que algunos no han entendido el mensaje del evangelio, este se convierte en un problema personal de cada uno de ellos.
Su problema es asegurarse de que usted no es uno de ellos, y que cuando alguien le pregunte si usted es cristiano o no, su mente se ilumine de inmediato, su corazón se acelere con fuerza, y el Espíritu Santo traiga a su memoria el momento en que el Señor Jesús Cristo lavó sus pecados con su preciosa sangre, el día en que usted vino a Él con un corazón arrepentido y le dijo: Señor, quiero ser de ti, quiero que seas mi Señor y salvador. Por favor, ven a mi corazón y hazme su sirviente.
Entonces usted será capaz de afirmar con certeza.
Sí, soy un cristiano!
Que el Espíritu Santo selle su seguridad en Cristo, y que Sus bendiciones sigan siendo abundantes en su vida.
Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús.
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