Muchas veces me río de la ingenuidad que aun vemos en el Mundo, de cómo tanta gente aun camina por la vida creyendo todo tipo de mentiras, aun cuando hemos llegado a niveles de desconfianza sin igual en la historia del hombre. He oído historias y visto situaciones que podría parecer ridículo que cualquiera pueda creerlas, y sin embargo la gente sigue cayendo, y confiando y creyendo.
Lo que sucede es que la mayoría de las estafas y los trucos y situaciones de esta índole, están diseñados para apelar a las zonas más profundas y oscuras de nuestro ser interior, y se las arreglan para activar sentimientos que ni siquiera nos damos cuenta que están en nosotros, y estos sentimientos, nos inducen a creer, incluso en presencia de lo obvio.
La razón por la que creemos y seguimos cayendo en estas trampas es porque estamos motivados por el pecado. Sé que estoy tocando un tema que nadie quiere escuchar, pero esa es la realidad. Por lo general es la lujuria (los deseos) la que nos mueve, y la que provoca esos sentidos que están allí para llevarnos a hacer cosas que a menudo nos hacen sacudir la cabeza en incredulidad, una vez nos damos cuenta de lo que hemos hecho.
Juan habla de esto en sus epístolas (1 Juan 2:15-17). Y usted puede sentirse tentado a decir, ¿cómo se puede atribuir a una actitud pecaminosa el hecho de que alguien nos seduzca en hacer algo que normalmente no haríamos? Mi respuesta es simple: es la atracción de las expectativas, los deseos de lo que está por venir. La idea de que "si esto es real, voy a hacerme rico, o voy a obtener gran placer, o me voy a conseguir mas poder" estos son los tres principales motivadores de la humanidad, y son un engaño, una ilusión creada por el diablo para mantenernos en la oscuridad, para mantenernos apartados de la realidad de la vida. Y cuando un experto tramposo con agilidad mental se apodera de este concepto, es fácil crear instrumentos de decepción basados en estos principios.
Jesús dijo al diablo en Lucas 4:4, No solo de pan vive el Hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Deuteronomio 8:03 nos muestra el mismo pasaje, el cual se expande para explicar que cuando confiamos en el Señor podemos contar con su fidelidad en el cumplimiento de todas sus promesas. Los israelitas estuvieron cuarenta años en el desierto, sin embargo, nunca sufrieron hambre o sed o necesidad de ropa.
Y son precisamente estos tres factores de motivación los que el diablo utilizo para tratar de tentar a Jesucristo al pecado, al tratar de activar en el estos sentidos, con ofertas de oportunidades, de satisfacción, de riquezas, sin embargo el Señor le detuvo en seco, con la cita de tres versículos del libro del Deuteronomio; No pondrás al Señor tu Dios a prueba (Deuteronomio 6:16), daréis culto al Señor, tu Dios, y solo a Él servirás (Deut. 6:13), y, no sólo de pan vive el hombre (Deut. 8:3).
No se espera que respondamos de otra manera a estas tentaciones, sino a través de conocer a Dios, sino a través de ser seguidores de Jesucristo, sino a través de la devoción y el estudio de las Escrituras. Pero incluso dentro del cuerpo de Cristo vemos a menudo las víctimas, cayendo por las grietas del infierno al permitir que las seducciones de este mundo se burlen de ellos al hacerles creer que puedan conseguir a través de perseguir un fantasma, (el fantasma de la lujuria) algo que sólo Dios puede dar.
Cristo Jesús murió en la cruz para restaurar nuestra humanidad caída, para darnos la redención, para pagar el precio por nuestros pecados y traernos al Padre, sin embargo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida continúan ganando terreno, y cada día más de nuestros hermanos siguen cayendo en las grietas del infierno a través del engaño.
El ejemplo de Eva en el Jardín del Edén debería haber sido suficiente para aquellos que han experimentado a Cristo, sin embargo, tenemos una inexplicable costumbre de tropezar con las piedras que ya han sido retiradas de nuestro camino.
Puedo entender la razón por la que el mundo cae en estas trampas, puedo ver cómo, la gente de la oscuridad se mantiene cometiendo errores, uno tras otro, y dejando que el engaño gobierne sus vidas, no es extraño ver como ciudadanos aparentemente rectos y honestos terminan cometiendo todo tipo de actos pecaminosos, la violación, el asesinato, el adulterio, la fornicación, el robo, el fraude, la mentira. Tenemos bastantes ejemplos que podríamos mencionar directamente desde los titulares de las noticias actuales.
Pero cuando un hijo de Dios cae a través de las grietas del infierno, hay turbulencias en el cielo, cuando un prominente ministro, o incluso la mas pequeñita de las ovejas del señor tropieza en una piedra que estaba destinada a hacerle caer, la constricción del espíritu Santo es obvia, y yo no estoy hablando de los cortes y magulladuras que recibimos a través de las caminatas de la vida, y las espinas y los cardos que nos hieren mientras caminamos por el sendero estrecho, estoy hablando de aquellos que a sabiendas caen en las trampas de Satanás. A través de los mismos pecados que hemos dejado atrás cuando escogimos seguir a Cristo.
Nuestras iglesias están manchadas, nuestros jóvenes, nuestros ancianos, nuestra gente está viviendo como si Cristo nunca va a volver, como si no habrá ningún juicio. Y nos atrevemos a preguntar, ¿por qué Dios no me habla?
Chismear, mentir, robar, fornicar, la lujuria, la avaricia, el adulterio, las adiciones, todo tipo de adiciones, los juegos de azar, las drogas, los cigarrillos, el alcohol, la pornografía, son rampantes dentro de la iglesia, y qué estamos haciendo al respecto? nosotros, los líderes de la iglesia, emitimos un susurro de vez en cuando tratando de no agitar el agua, con miedo de ofender a alguien.
El espíritu del Señor está sobre mí, y él me ha ungido para liberar a los cautivos, para echar fuera demonios, para llevar la libertad al cuerpo de Cristo, y la única manera de conseguir esta libertad es diciendo la verdad, llamando las cosas como son, y aquellos que se ofendan y no se arrepientan no van a irse con el señor de ninguna manera.
El Señor Jesucristo leyó estas palabras del libro de Isaías capítulo 61, para que el mundo sepa que hay una nuevo regla del juego, que hay un nuevo pacto entre Dios y su pueblo, pondré mi palabra en su corazón y en su mente, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Jeremías 31:33). Pero hay un llamado que es parte esencial de este pacto, y el cual es obedecer sus mandamientos, seguirle con sinceridad y de todo corazón, y aquellos que no son capaces de hacer esto, y aquellos que no son capaces de separarse del mundo y vivir una vida para Dios, entonces para estos Él no es su Dios, y ellos no son su pueblo.
Si esta palabra es para ti, Arrepiéntete, y se salvo, o continua por el camino ancho y se condenado. (Marcos 16:16)
Que el Señor les bendiga y les dé la sabiduría para tomar las decisiones correctas!
Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús
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