viernes, 27 de mayo de 2011

Deleitate en el Señor!

Es otro día más de los muchos que el Señor ha reservado a mí, y mientras medito en mis idas y venidas, tengo que alabar su santo nombre, porque su gracia ha tocado la parte más profunda de mi alma y arrancado desde la raíz todo el mal que me acompañó a lo largo de mis días de tinieblas.
Parece imposible que un hombre miserable y corrupto como yo encontrara el camino a los pies de Jesús, y sin embargo, Él derramó su sangre redentora sobre mi vergonzosa vida, y la hizo brillante de nuevo, y este refrescante despertar, no sólo me llevó a una nueva vida, pero despertó en mí un hambre de ver a otros encontrar el camino a la victoria gloriosa que es Cristo en mí.
No me arrepiento de mi vida pasada, aunque me avergüenzan muchas cosas que hice en mí antaño. Y no me arrepiento porque era parte del plan de Dios, el permitir las oleadas de miseria y de gloria que pasé. Para que fuese yo transformado en el vaso en que me he convertido hoy, y poder ser útil para su mayor propósito en mi vida, en convertirme un mensajero de Su Evangelio.
Hoy en día, tengo una claridad mental, la cual jamás había experimentado antes, y he tenido muchas experiencias y oportunidades de servir al Señor, pero esto es diferente, por lo pronto, al comenzar este nuevo viaje, parece como si un nuevo y poderoso rayo me ha golpeado de lleno, y ha sacudido los cimientos de mi alma, arrancando de mis ojos las últimas de las escalas que aún me mantenían ciego a la verdad, es como si un soplo nuevo ha sido puesto en mis pulmones y un nuevo ritmo en mi corazón, y todo el mundo está girando a un ritmo más lento, permitiéndome ver cosas que antes estaban ocultas.
¿Qué significa todo esto? Para empezar, quiero decir que este no es un privilegio especial concedido sólo a mí. No es algo que nadie más ha experimentado o experimentará jamás. Se trata simplemente de la unción que viene con el llamado, y que está disponible para todas las personas que alguna vez realmente han profesado su amor a Cristo. ¿Qué si me gusta? Por supuesto que sí; y tengo que hacer un esfuerzo para continuar siendo manso y humilde en medio de este poderoso y energizante sentimiento de extraordinaria confianza, de poder, en el nombre de Jesús, lograr cualquier cosa.
Por lo tanto me quedo en oración meditando y pidiendo al Señor para que yo no olvide que es su gloria la cual obra dentro de mí, que es para su honra y gloria y majestad que yo sirvo, y que yo sólo soy un don nadie, que ha sido bendecido con la oportunidad de ser un vaso de buen uso para la gloria y el honor de mi Dios y mi Señor y salvador cristo Jesús.
Lo que es interesante sin embargo, es que de alguna manera, en algún lugar dentro de mí, siento este deseo de transmitir este poder, esta unción, para que todo aquel a quien yo hable, todo aquel a quien yo toque, reciba esta unción, y sea despertada en el esta hambre y esta carga que yo siento por las almas perdidas.
Yo quiero animarte en el día de hoy, o más bien, quiero rogarte a ti cristiano, que estás leyendo esta nota. Derrama tu vida en la vida de Jesús, aferrate a la Biblia, y llénate de amor y de canción y de alabanza, y comienza a comer y beber y respirar y dormir la palabra de Dios, y a orar, y orar, y orar, porque Él no es un Dios lejano. Salmo 37:4 dice: "Deléitate en el Señor y Él te concederá los deseos de tu corazón"
Y esta es su promesa, y no hace falta que lo atraigas a ti, porque Él ya está cerca. Todo lo que necesitas hacer es derramarte sobre él, y él te corresponderá, porque tú eres la niña de sus ojos, y Él quiere bendecirte de manera extraordinaria, y guiarte a una vida sobrenatural, una vida de triunfo aquí en lo natural. Todo lo que necesitas hacer es amarle con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma, con toda tu energía. Y ser expresivo en tu amor por Él, buscarlo como nunca antes, renovar tu mente, y abrazar una renovada pasión por Cristo Jesús, despertar con él, dormir con él, y tenerlo contigo cada minuto de tu día, y ciertamente, puedes estar seguro, de que Él te concederá todos los deseos de tu corazón.
Encomienda tu camino al Señor, confía en él y él hará lo siguiente: (Salmo 37:5)
entrega tus preocupaciones al Señor y él te sustentará; Él nunca ha dejado caer al justo. (Salmo 55:22)
"En ese día voy a restaurar el tabernáculo caído de David. Voy a reparar sus portillos, restaurare sus ruinas, y lo reconstruiré como solía ser. (Amós 9:11)
Las promesas de Dios para Sus hijos son hoy en día actuales y eficaces como lo eran hace dos mil años. Sin embargo, nuestra mayor alegría, va más allá de todas las promesas, pues esta portentosa sensación de unificación con Él es mucho mayor que cualquier cosa que existe en la faz de la tierra, esta es la vida real, ven y tómala, todo lo que tienes que hacer es pedirla.

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

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