jueves, 10 de septiembre de 2015

Evidencia de la Fe

La Iglesia de Jesucristo está compuesta de pecadores que se han arrepentido de sus pecados y se encuentran, por la gracia de Dios, refugiados en los pies de Jesús, pecadores que a través de reconocer su quebrantamiento y su necesidad de redención, fueron justificados por la fe en el sacrificio de Cristo, y su poder para limpiarnos y hacernos justos delante de Dios.
Sin embargo, el haber confesado a Cristo Jesús como Señor y Salvador y asistir regularmente a los servicios y actividades de la iglesia, y aun ser activo en otras áreas de servicio no determinar plenamente la condición espiritual de una persona y su morada final.
La Biblia es muy clara acerca de quiénes han sido verdaderamente redimidos, cuyos nombre están escritos en el libro de la vida, quienes realmente pertenecen a Cristo; pero de alguna manera esta parece ser una doctrina elusiva para los redimidos. Y si bien no debería haber confusión en absoluto, millones de profesantes viven engañados acerca de su salvación, y muchos otros viven en la duda acerca de su verdadera condición en Cristo.
La justificación por la fe es enseñada por Jesús y por cada uno de los escritores del Nuevo Testamento, y también lo es también la santificación. Y estas dos doctrinas están entrelazadas, unidas entre sí y juntas revelan una verdad imprescindible acerca de la verdadera salvación.
La parábola del banquete en Mateo 22:1-14 es una de esas ocasiones en que Jesús enseña claramente quien pertenece en el cielo y quien no, en esta parábola nos damos cuenta de cómo los que fueron invitados originalmente y rechazaron la invitación se quedaran fuera, estos son los herederos naturales de la promesa, y las puertas están abiertas a todos los demás "buenos y malos" estos son los herederos espirituales de la promesa de Abraham. Jesús nos está diciendo que los originales invitó los israelitas que rechazaron la invitación están siendo dejados a un lado, y bajo el nuevo pacto se está dando la bienvenida a los nuevos huéspedes, los gentiles y los israelitas que aceptaron la invitación. Sin embargo, entre los que entraran a la boda hay algunos que no tienen ropa de la boda, aquellos que han aceptado la invitación, pero rechazan las condiciones establecidas para la boda. Estos también estarán siendo rechazados por Dios.
Romanos 3:21-26 explica a fondo la doctrina de la justificación por la fe, y nos ayuda a comprender que todo el que cree es justificado, hecho justo por Dios a través de Cristo. Sin embargo, la comprensión de la palabra creer en esta declaración es de gran importancia para entender quien realmente es justificado, porque creer no es sólo un asentimiento de una declaración, sino una convicción transformadora que trae arrepentimiento y provoca un cambio radical en la vida de un persona. El Creer declarado en cada una de las palabras de Jesús a través de los evangelios es una profunda reestructuración de la visión del mundo de un individuo, y una renovación completa de su naturaleza, causada por la obra del Espíritu Santo en su vida. Este creer provoca un cambio completo de la mente, que no deja lugar para mirar atrás a la vieja vida, y se genera un nuevo conjunto de deseos y motivos para existir, un nuevo propósito para vivir.
La palabra específica utilizada por Jesús es nacer de nuevo, porque esto es exactamente lo que se lleva a cabo tanto física como espiritualmente cuando esta convicción invade nuestro cuerpo.
De modo que la justificación por fe deja huellas evidentes, que son muy remarcables. Es imposible que un redimido sea la misma persona una vez que el arrepentimiento y la redención ha tenido lugar, por lo que si no hay evidencia de cambio no hay arrepentimiento, y no hay redención.
Ahora, una persona no necesariamente siente estos cambios en él o ella de inmediato, aunque habrá un nuevo conjunto de deseos y un rechazo consciente de las cosas viejas; pero a otras personas, estos cambios les serán evidentes.
La doctrina de la santificación también es enseñada por Jesús en muchas de sus enseñanzas y parábolas, en Mateo 6:19-24 Él habla de acumular tesoros en el cielo, donde la polilla y el orín no pueden destruir; Él nos dice que los ojos son la lámpara del cuerpo, y que es mejor perder un brazo que terminar con ambos brazos perdido en el infierno.
La Biblia nos enseña en Santiago 2:14-26 que una fe que no es activa es una fe muerta, y que la única fe válida es la que es evidente a través de las obras de amor y compasión, y el compromiso continuo y la cercanía a Dios.
Pablo nos dice: Por lo tanto, mis queridos amigos, como siempre habéis obedecido; no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia; seguid trabajando en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el actuar con el fin de cumplir su buena voluntad. (Filipenses 2:12-13)
Mientras que algunos casos son evidentes, sólo Dios conoce a los que son salvos y los que no lo son, sin embargo, cada individuo puede saber si es de Dios o no, porque Dios no nos dejara en la oscuridad si clamamos a Él para que escudriñe nuestros corazones y nos muestre la culpa que aun podría estar obstaculizando nuestra perfecta comunión con Él. Muchos de los que se llaman cristianos prefieren vivir en el autoengaño, antes que renunciar a sus estilos de vida; Ellos viven la triste decepción del joven rico que vino a ver a Jesús, con el deseo de asegurar un lugar en el cielo, pero se aferraba a sus ídolos.
Dios no comparte su gloria con nadie, de modo que; o nos sometemos a Él verdadera y plenamente, o vivimos en rebelión, dándole servicio de labios y engañándonos a nosotros mismos respecto de nuestra verdadera condición espiritual. Si usted tiene alguna duda hoy, pídele que te limpie y te renueve; si eres sincero, Él te dará seguridad de su amor y la evidencia de tu salvación.
No hay espacio para medio cristianos en el cielo

José A. Luna

Siervo de Cristo Jesús

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