Una de las
razones por las que amo tanto la Biblia, es porque es un libro perfecto, no
deja una idea o un concepto o una doctrina a mitad de camino. A veces podemos
no entender, o quizás necesitamos más revelación, o porque es necesario escudriñar,
nos cansamos de la investigación y dejamos la enseñanza sin terminar; pero todo
está allí.
Tomemos por
ejemplo la doctrina del falso creyente; tan claro como se explica esta doctrina
en la Biblia, cada iglesia local tiene unos cuantos de estos, que están allí, pero
no pertenecen en ella, incluso hay muchos maestros y predicadores e incluso
académicos que quizás pueden recitar cada palabra de la Biblia y sin embargo,
no pertenecen a Cristo. Esta doctrina, sin embargo, parece ser poco atendida
por los pastores y líderes de la iglesia.
Y a pesar
de la manera sencilla en la que las Escrituras nos enseñan al respecto, e
incluso cómo identificarlos, tendemos a pasar por alto esta enseñanza y dejamos
de ayudar a los muchos que están profesando a Cristo y todavía irán al infierno.
En esta
enseñanza en particular, tenemos por ejemplo las palabras de Jesús en Mateo 12:
43-45, un espíritu impuro desocupa un alma y luego regresa con otros siete
espíritus. Sabemos que un espíritu impuro no dejará un lugar de manera
voluntaria; aquí es evidente que el espíritu había sido expulsado de esta
persona y enviado "a lugares áridos", y que al regresar, encuentra la
"casa vacía" volviendo así con otros siete espíritus peores que él.
Este es el caso de una persona que consiguió ser limpiada, pero su cuerpo no
fue ocupado por el Espíritu Santo.
Mientras
que esta enseñanza no parece estar refiriéndose a una persona que estaba
profesando la fe, podríamos vincularlo con 1 Juan 3:10 y ver cómo una persona
puede parecer haber venido a Cristo, pero mantenerse sin cambios, esta es una
condición sobre la cual la mayoría de las iglesias pueden dar testimonio.
Más aun 1
Juan 2:19 nos habla de aquellos que se fueron de la iglesia, porque "ellos
no pertenecían a nosotros" y los cristianos más experimentados pueden
recordar una o dos personas que vinieron, se quedaron por un tiempo y luego desaparecieron,
o casos en los que alguien llegó e hizo un gran torbellino y luego se “descarrió”,
para sorpresa de todos.
Pero hay
casos que escapan nuestro discernimiento, en muchos que pueden no sólo profesar
a Cristo como Señor y Salvador, pero incluso estar predicando y haciendo
milagros y prodigios en el nombre de Cristo, y sin embargo estar tan perdidos
como el peor pecador, porque en su mente ellos pertenecen a Cristo, pero en su
corazón están lejos de Él. Jesús nos dice en Mateo 7: 21-23 "No todo el
que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos"
Sin
embargo, Gálatas 6: 7 nos dice que "Dios no puede ser burlado" porque
"El Señor conoce a los que son suyos" (2 Timoteo 2:19)
Es por esto
que en 2 Corintios 13: 5 Pablo nos llama a probar nuestra fe, a examinarnos a
nosotros mismos, y al igual que esta, muchas otras referencias en la Biblia nos
conducen con claridad a entender la verdadera fe y a saber si estamos
verdaderamente comprometidos, convertidos, salvos, si somos verdaderos
cristianos.
Como
podemos ver, esta doctrina es remarcablemente clara, aunque para poder establecer
su enseñanza, esta debe ser estudiada a través de toda la Biblia, como
cualquier otra doctrina,
Lo que es esencial
cuando estudiamos la Biblia, es prepararnos espiritualmente antes de comenzar; entrando
en el culto y la adoración, debemos pedir a Dios preparar nuestros corazones
para recibir su palabra, que despeje y abra nuestra mente, y eche a un lado
toda idea preconcebida o creencia mal-fundamentada, y que nos llene con el
Espíritu para aceptar sus revelaciones como estas vienen, incluso cuando a
veces puedan contradecir enseñanzas anteriores o ideas aprendidas. Porque sólo
a través de la Biblia y en el poder del Espíritu Santo podemos encontrar la
verdad.
Echemos hoy
a un lado todos los prejuicios e ideas humanas, ponga en un rincón todo lo que
ha escuchado o aprendido de los demás; Entonces arrójese a los pies del Dios
Todopoderoso y pídale que le enseñe de nuevo, que elimine todo pensamiento
legalista o erróneo y le enseñe directamente de su palabra. Luego, tome su
Biblia y lea, y si algo es difícil de interpretar pregunte a su pastor o vaya a
un anciano en busca de ayuda, pero sea como los de Berea y escudriñe en la
palabra de Dios para confirmar que lo que otros le dicen está realmente allí, y
lo más importante, escuche al Espíritu Santo, y usted crecerá en la pureza de
su enseñanza y en el conocimiento de su Palabra.
Que el
Señor esté con ustedes, a medida que crecen en el conocimiento de su Palabra!
José A.
Luna
Siervo de
Cristo Jesús