sábado, 1 de enero de 2011

Más Allá de las Denominaciones!

A menudo he necesitado retornar a refrescar mi teología, porque con la gran variedad de denominaciones a las cuales estoy expuesto a través de nuestro Ministerio, y con tal abundancia de corrientes de creencias, incluso dentro de las mismas denominaciones, siempre debo estar alerta para no permitir que yo o nuestro Ministerio sea influenciado por la inmensa matriz de tradiciones y doctrinas y restricciones y condiciones impuestas por la mayoría de las iglesias dentro de sus muros, muchas de ellas diseñadas para ‘amoldar las mentes de sus miembros’, y la mayoría de las cuales no tienen nada que ver con la palabra de Dios.
La Biblia nos enseña que la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que cualquier espada de doble filo, y penetra hasta partir el alma y espíritu, coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12) También nos enseña que toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el siervo de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
Estas son dos citas muy populares, las cuales a menudo han encontrado el camino a la boca de todo predicador sobre la tierra, y, sin embargo con frecuencia encontramos una disparidad espeluznante entre lo que la palabra de Dios dice y lo que esos mismos predicadores y lo que los líderes de todas las denominaciones, grandes y pequeñas, traen al púlpito.
Ciertamente existen iglesias de doctrina sana y buenos líderes y buenos predicadores. Pero la Biblia también nos enseña que existe una sola iglesia, un solo Espíritu, un solo Jesús, una sola fe, un solo Dios y una única esperanza (Efesios 4:4-5) y si es así, ¿por qué tengo que estar preocupado por lo que algunas iglesias enseñan? pues toda enseñanza debería ser la misma.
Excepto que este nunca ha sido el caso. De hecho desde el principio el libro de los Hechos nos guía a través de una plétora de conflictos, y de opiniones y desacuerdos en las filas de la iglesia. Y a pesar de que los desacuerdos pueden ser saludables, si se enfrentan dentro de los límites y la guía del Espíritu Santo, el cual fue usualmente el caso en la iglesia primitiva, esta no es la experiencia que vivimos hoy en la mayoría de los casos. Porque en demasiadas ocasiones el Espíritu Santo es echado a un lado para permitir que la opinión del hombre, y la voluntad de la carne sean las barras de medida que nos guíen en la toma de decisiones.
El punto que traigo hoy a colación es importante por un par de razones. Los dirigentes de todas las iglesias, de todas las denominaciones, llevan la carga por las almas de sus miembros, y por las almas de los potenciales nuevos conversos. Y la iglesia le pertenece a Dios y Su gloria y su majestad y su honor debería ser el único motivador de nuestro deseo de servir.
Sin embargo todos los libros cristianos escritos en todos los tiempos son parciales, cada sermón que ha sido predicado es parcial, cada academia Cristiana de educación superior sobre la tierra es parcial, y cada persona Cristiana que ha nacido es parcial a sus propios conjuntos de concepciones, correctas o incorrectas, y a su interpretación de la palabra de Dios, y otros motivos escondidos en el corazón, cualquiera que la fuente del fundamento de sus creencias pueda ser.
No es de extrañar que todos los años, cientos de nuevas versiones de la Biblia aparecen en el mercado. Imprimir Biblias es un gran negocio, es decir, siendo este el libro más popular en todo el mundo, ¿a qué buen ministro no le gustaría tener su propia versión de la Biblia? esto tiene que ser así, porque ‘tenemos que aclarar’ si una palabra debe ser traducida ‘casa’ en vez de 'vivienda', o 'persona' en vez de ‘hombre’ o’ mujer’.
Cada gran ministerio o personaje u organización parecen creer que ellos necesitan plasmar en la Biblia su opinión sobre lo que Dios ha querido decir, y asegurarse de que el mundo sepa que fue el quien corrigió los errores que Dios puso en su palabra.
De alguna manera seguimos olvidando que la palabra de Dios es viva y eficaz, y no importa en qué idioma, versión o interpretación tratemos de estudiarla, el Espíritu Santo va a darle el sentido que nosotros individualmente debemos recibir de acuerdo con nuestras necesidades en el momento en que la estamos leyendo, siempre y cuando la leamos en oración y en comunión con Dios. Ella es suficiente para enseñarnos, reprendernos, corregirnos, edificarnos, y equiparnos, de acuerdo con el propósito de Dios, mientras caminamos a través de sus páginas. Ella va a penetrar hasta dividir nuestra alma y nuestro espíritu, y va a cortar a través de nuestros huesos y la médula y va a juzgar las actitudes de nuestro corazón.
Y si leemos NIV, ESV, RV, HSB, NLT, o cualquier otro V, y siempre y cuando no sea una de las muchas Biblias herejes que existen hoy día, sus palabras nos van a hablar en lo mas profundo de nuestra alma por encima de toda tradición o creencia, o condición o restricción establecida por cualquier denominación.
Sin embargo, más allá de todo esto, tenemos que, como seguidores de Jesús, seguir teniendo un entendimiento claro de nuestros fundamentos Bíblicos y de nuestra Fe, y tener una "mente estrecha", si así es como vamos a ser estereotipados, con respecto a nuestras creencias, a fin de que siempre podamos repeler todos los intentos del enemigo para diluir nuestra fe.
¡Mantente alerta! es fácil caer presa de la seducción sutil del diablo, sus manipulaciones artísticas son cada vez más sofisticadas, y aunque nuestra salvación pueda estar segura, nuestra esfera de influencia puede verse afectada por los cambios sutiles que penetran en nuestra exégesis, causando una reducción de nuestra capacidad de ser un testimonio eficaz.
Porque hemos sido puestos por atalayas, para dar la alerta mundial acerca de Dios y su justicia. Y vamos a rendirle a Él cuentas por la sangre de todas las almas que hemos sido enviados a advertir y que se pierdan por no haberles advertido. (Ezequiel 3:16-21)
Nuestras creencias fundamentales y la base de nuestra fe deben estar arraigadas en Cristo Jesús y sólo en Él, y cualquier versión de la Biblia que leamos, debemos leerla con los ojos de nuestro corazón.
De esta manera no importara con qué denominación caminemos en nuestra fe, o que errores hayan sido adoptados por esta denominación. Siempre que el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo continúe siendo la roca de nuestra salvación.
De esta manera nuestro aprendizaje será seguro, nuestro crecimiento será continuo, y nuestro testimonio será siempre certero. Y estaremos siempre llevando una vida cristiana fructífera, más allá de todas las denominaciones.
Que tú caminar diario siempre este arraigado en Cristo Jesús, y que Él continúe prosperando tu vida espiritual.

Rev. José Antonio Luna
Siervo de Cristo Jesús

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