¿Acaso es suficiente ir a una iglesia cristiana todos los domingos y cantar al ritmo de las melodías y poner algunas monedas en una canasta y escuchar a un predicador hablar de algo que tiene que ver con Dios?
¿Acaso es suficiente que un día sentimos que había demasiado pecado en nuestras vidas, y decidimos pedir perdón?
¿Acaso es suficiente con que mis padres fueron parte de una especie de iglesia cristiana y me trajeron cuando era niño, y crecí escuchando cosas sobre Jesús, y decidí seguir la tradición?
Creo que hay mucho más que ser religioso o ceremonial o tradicional en ser un cristiano.
Yo les llamo las cuatro C, convicción, comisión, compromiso y compasión.
Y la razón por la que utilizo estas palabras es porque ellas implican todo el significado de lo que se necesita para ser un verdadero cristiano.
Vamos a escribir de cada tema por separado, en cuatro partes, para poder decir todo lo que hay que decir sobre cada uno de ellos. Hoy voy a empezar con la convicción.
Convicción, porque tiene que haber un impacto, una explosión de transformación en su vida que le hará cambiarlo todo, echar a un lado todos los patrones de vida anteriores y empezar de nuevo con un nuevo conjunto de patrones. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas" 2 Corintios 5:17. No basta con que un día le diga a Jesús, me arrepiento, tiene que haber un verdadero arrepentimiento, y la palabra arrepentimiento implica mucho más que sólo una sensación momentánea de culpa o remordimiento, esta palabra implica un remordimiento penitente que conduce a un cambio permanente de dirección.
Si le decimos a Jesús que lo amamos y seguimos comportándonos como si la palabra no ha entrado en nuestros corazones, no ha habido una verdadera conversión. "... Todo el que quiera ser amigo del mundo se convierte en un enemigo de Dios" (Santiago 4:4).
Convicción implica un deseo de cambiar, de seguir las cosas de Cristo, de abandonar todo lo que huele a pecado, y todo lo que hay en el mundo está impregnado con el pecado. Implica desprenderse de viejos hábitos, de viejos amigos, de viejo estilo de vida, de viejos patrones. La convicción no implica abandonar la vida, implica que nos abandonemos a Cristo y confiemos en él para guiarnos a nuevas formas de disfrutar y vivir la vida al máximo, sin las corruptibles influencias del mundo. Convicción no implica convertirse en enemigos de nuestros viejos amigos, implica que si verdaderamente hemos sido transformados la mayoría de ellos huirán de nosotros.
No os conforméis a los patrones de este mundo, sino seis transformados mediante la renovación de vuestra mente. A fin de que podáis comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)
Convicción implica querer a Cristo en su vida más que cualquier otra cosa, y darle prioridad a Él sobre todas las cosas, y me refiero a todas las cosas, y eso incluye lo que somos, de dónde venimos, qué hacemos, cómo respiramos.
La Biblia nos dice en 2 Corintios 13, examínense ustedes mismos para ver si están en la fe. Y esta afirmación implica hacernos a nosotros mismos todos los días esta pregunta, y preguntársela al Señor; ¿fue hoy mi caminar digno de tu gracia Señor? Porque el hedor del mundo se impregna en nuestra ropa, en nuestro pelo, en nuestros corazones, en nuestras almas cada día que caminamos por la vida; es tan fuerte y tan contagioso que debemos lavarnos completamente todas las noches antes de irnos a la cama, necesitamos ducharnos de nuevo con la sangre del cordero y aferrarnos a Dios de nuevo en arrepentimiento, incluso si pensamos que no tenemos pecado.
Todo el capítulo segundo de la primera de Juan está dedicado a advertirnos acerca de nuestra necesidad de limpieza constante, de una revisión continua de nuestra convicción, para que verdaderamente podamos glorificar al padre.
Quien dice que permanece en él, debe andar como él anduvo (1 Juan 2:6) Es así de sencillo, y esto es lo que implica la Convicción, el constante escudriñar de nuestros corazones, y caminar conforme a las enseñanzas de Jesús, y el continuo rechazo a las influencias del mundo. Y si no somos capaces de hacer de esto una verdad en nuestras vidas, entonces somos tan cristianos como una calabaza es una sandía y tenemos que rogar por la misericordia de Dios y pedir que Su mano poderosa nos guíe de acuerdo con su voluntad. Si este es su caso, hable con su pastor o con cualquier cristiano maduro que le pueda dar orientación, y orar con usted, el hecho de que esté dispuesto a tratar debería decirle que Dios está obrando en su vida y usted debe perseverar. Si por el contrario, usted no es capaz o no está dispuesto a tratar, esto debería confirmarle que usted ya está condenado.
Convicción le llevará a conocer y obedecer la guía del Espíritu Santo, y ser verdaderamente nacido del espíritu, y si usted está allí entonces sea bienvenido a la familia de Cristo
Mañana vamos a hablar de la comisión.
Que el Espíritu del Dios eterno traiga convicción a sus vidas y les guíe a caminar de acuerdo a Su palabra.
Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús
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