sábado, 17 de abril de 2010

La verdad de la vida Cristina!

Me ha llamado a la atención la manera en que cierto filósofo Cristiano explica la manera de ver las cosas cuando has conocido a Jesús, porque habiendo yo estado en ambos lados de la cerca, me es posible entender la realidad de dicha aserción.
El explica que cuando vivimos conforme a las imposiciones del mundo es similar a ir a un cine el cual esta completamente a oscuras, y sentarse mirando en dirección a la cámara en ves de la pantalla, cuando la cámara es encendida, vemos luces, y movimiento salir de ella, y escuchamos sonidos, pero no podemos distinguir las imágenes.
Conocer A Jesús, y aprender a vivir en el mundo espiritual, es como después de estar viendo las luces de la cámara y escuchando el sonido por un rato, nos damos vuelta y miramos hacia la pantalla, es una diferencia extraordinaria, pues podemos ver la realidad, las imágenes claras, y el sonido que escuchábamos entonces tiene sentido; y descubrimos como esas luces que estábamos viendo se convierten en una perfectamente rítmica combinación de de colores y movimientos.
Nuestra visión del mundo es limitada por la esfera de relaciones en la que nos desenvolvemos, las personas que tocamos, los lugares que visitamos, las labores que realizamos, etc. Y moviéndonos en esta esfera, nos incapacita de ver las cosas en un contexto global. Muchas personas nacen y mueren en una comunidad y esa es su realidad de principio a fin, todo lo demás parece extraño y fuera de lugar; los demás por lo general nos movemos quizás en una esfera mas amplia, pero el concepto es el mismo, nuestra visión del mundo se limita a esa esfera, y todo lo demás nos parece extraño. Y lo natural es que inconcientemente, defendemos el territorio en que nos hemos establecido, protegemos ese radio de acción, de manera que tendemos a rechazar la posibilidad de permitir que otras esferas influyan en la nuestra.
Dependiendo que tan avanzados estemos cultural e intelectualmente, seremos más o menos flexibles a la adaptación, a las variaciones en nuestro círculo de operaciones, somos quizás menos recelosos para recibir nuevos amigos, para aceptar nuevas ideas, para inclusive expandir nuestra esfera de influencia. Pero por encima de estas posibilidades, existe la muralla de protección que hemos establecido alrededor de nuestra esfera, contra todo concepto, objeto o individuo, que atente contra nuestra visión del mundo; y esta muralla es obviamente difícil de romper, aun cuando nuestro consciente invita a la expansión, a la recepción de nuevos conceptos, objetos, o individuos.
En una mas clara explicación podríamos decir que los seres humanos tenemos una visión tridimensional del mundo, la cual se limita no solo a nuestra esfera de movimiento y a los patrones impuestos por nuestros padres, nuestras escuelas y nuestros amigos, sino también a la interacción que hayamos tenido con el mundo espiritual, la cual esta usualmente compuesta de patrones religiosos los cuales están atados a nuestra cultura.
Esta condición relacional ha sido usualmente atrofiada por la absorción de influencias religioso-culturales frecuentemente nocivas las cuales están incrustadas en nuestra visión del mundo y atrapadas en esa muralla de defensa que hemos establecido en nuestro subconsciente contra todo patrón o influencia externa.
Cuando tenemos un encuentro con el mundo espiritual a través del impacto transformador de recibir a Cristo, sufrimos una explosión extraordinaria en nuestra esfera de influencia, esta explosión provoca una serie de ondas expansivas la cuales usualmente destruyen las murallas de protección que hemos establecido alrededor nuestro; esta expansión reestructura nuestra visión tridimensional del mundo agregando a esta una nueva dimensión en el mundo espiritual, Esta nueva dimensión nos revela una nueva realidad, una que quizás habíamos escuchado mencionar, pero la cual nunca habíamos podido experimentar. Es como poder movernos en dos mundos paralelos los cuales tienen influencia directa el uno con el otro, pues todo lo que opera en el mundo natural, esta influenciado y muchas veces regido por los acontecimientos en el mundo espiritual, y a nosotros nos es dada la llave que nos otorga el acceso a este mundo, expandiendo así nuestro alcance, nuestra visión, nuestro entendimiento; y nos permite ver los colores mas intensos, escuchar los sonidos mas imperceptibles, caminar con pasos mas firmes, descubrir que antes de ser carne, somos espíritu.
La razón por la cual no podíamos ver esta nueva dimensión, es porque antes de de haber recibido a Cristo Jesús, nuestros espíritus estaban dormidos, muertos como consecuencia del pecado, y esta explosión es causada por imposición del espíritu Santo de Dios el cual en un instante, de manera sobrenatural provoca una resurrección de nuestro espíritu.
Pero aunque nuestro espíritu es resucitado y rápidamente nos damos cuenta de que quien debe gobernar nuestras vidas es nuestro espíritu y no nuestro cuerpo, este espíritu el cual había estado dormido por tanto tiempo esta atrofiado por la inactividad, es como un bebe recién nacido, el cual necesita ser desarrollado, por lo cual al principio tropezamos y nos caemos frecuentemente, y el poder de la influencia de la carne en nuestra vidas, el cual es fuerte pues ha estado siendo entrenada desde nuestra infancia, nos empuja frecuentemente, queriendo evitar que nuestro espíritu crezca y se desarrolle. Pero tenemos un ayudador, el Espíritu Santo de Dios el cual es como una niñera, dándonos leche de beber, y enseñándonos nuevos pasos, nuevos ejercicios,
Este es un proceso que podría tomar mucho meses o muchos anos, dependiendo de la voluntad del individuo y de la disposición de dejarse guiar por el Espíritu Santo de Dios, pues la influencia de la carne esta siempre presente, y continuara causando estragos, hasta que nuestro recién nacido espíritu, comienza a caminar, y luego llega a la niñez, y a la pubertad, entonces la carne comienza a ser echada a un lado y nuestra alma, y nuestras acciones y nuestra voluntad comienzan a ser gobernadas por nuestro espíritu, el cual eventualmente al llegar a la madurez nos guiara continuamente hacia la luz divina.
En la medida que nos desarrollamos Espiritualmente, nos embarcamos cada vez mas en las cosas del espíritu, nuestra visión continúa siendo ampliada, y los poderes y los dones espirituales que nos han sido asignados comienzan a ser revelados y desarrollados, eventualmente permitiéndonos participar de manera directa y activa en la vida espiritual
Entonces aprendemos a escuchar la voz de Dios y a regirnos por su voluntad, esto nos lleva a alcanzar una vida de victoria continua, una vida que esta expuesta pero exenta de las influencias negativas del mundo.
El espíritu Santo de Dios continuara con nosotros por el resto de nuestra vida en esta tierra, pero tomando el rol entonces de consejero, de guía, y nuestra total Libertad en Cristo nos guiara a influenciar otras esferas, pues el descubrimiento de esta vida de triunfo, de paz, de regocijo, nos incita a invitar a otros a descubrir la verdad de la vida Cristiana.

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

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