La gran polémica
entre católicos y protestantes ha sido por muchos siglos el tema de las obras
de fe, y ciertamente, este es un tema que no parece tener solución. A menos que
escudriñemos las escrituras, las cuales nos enseñan la verdad.
Uno de los versículos
favoritos de la iglesia católica es Santiago 2:14,17 los cuales establecen que
fe sin obra es fe muerta, de hecho la segunda parte del capítulo 2 de Santiago,
versículos 14 al 26 nos da motivos para un buen argumento respecto a la participación
de las obras en la salvación.
El problema
es que una porción de la palabra de Dios por sí sola no hace una doctrina, y en
este caso eso es lo que sucede. Pues si leemos muchos otros versículos de la
Biblia por si solos determinaríamos algo completamente opuesto, que si tienes
fe no necesitas hacer obras. De hecho existe una buena razón por la que estas son
llamadas obras de fe, porque eso es lo que son.
Cuando una
persona actúa por su fe, haciendo actos de caridad, actos de bondad, actos de
amor, lo está haciendo porque su fe le lleva a un deseo de imitar a Jesús. Y
esta es la verdadera fe, aquella que nos motiva a querer ayudar al prójimo,
pues Jesús nos dice “ama a tu prójimo como a ti mismo, y nuestro prójimo es
todo aquel que nos rodea, sin importar clase credo raza o género. Y cuando
vemos a una persona sucia, maloliente, con ropas rasgadas con aspecto mugroso,
y sentimos asco o repugnancia y tomamos una actitud despectiva, estamos
diciendo que no tenemos amor en nuestro corazón, por lo menos, no el amor de
Cristo Jesús, y si decimos que tenemos fe, si decimos que creemos en Nuestro
señor Jesucristo y hacemos esto, estamos diciendo que nuestra fe es falsa.
Pero veamos
en que nos basamos para este argumento.
En Juan
6:28:29 después de Jesús haber hecho el milagro del pan y los peces para más de
cinco mil personas, muchos le siguieron hasta Capernaum, al otro lado del mar
de Galilea, y allí lo asediaron.
Unos le
preguntaron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió
Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en aquel que Él ha
enviado.
Aquí Jesús
no dijo que debemos ayudar a los ancianitos para ser salvos, o que debemos
ayudarlos y además creerle a Él, Él dijo bien claro que lo único necesario es
creer en Él. Basado en esto podríamos argumentar que las obras no son
necesarias.
Veamos
igualmente Gálatas 3; en este capítulo vemos un contra-argumento a una porción de
Santiago 2 en que se nos habla de la fe de Abraham, y en realidad no existen aquí
contradicciones, solo mala interpretación. Pues vemos en ambos capítulos que “Abraham
creyó y le fue reconocido por Justicia”
Y de hecho,
Abraham estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac porque el creyó, y no lo
opuesto, en otras palabras, el no sacrifico a su hijo y después creyó, sino que
él estuvo dispuesto a sacrificarlo como un acto de fe, como una consecuencia de
su fe en Dios.
Lo que esto
nos dice es que cuando hacemos actos de bondad porque creemos estamos
demostrando que nuestra fe es genuina, y que si decimos que creemos pero no
estamos dispuestos a ayudar al prójimo, si no sentimos ganas de nutrirnos con
la palabra de Dios, si no nos interesa compartir con nuestros hermanos de la
fe, si no nos duele ver niños hambrientos, o personas enfermas, etc. Entonces nuestra
fe es cuestionable.
El mismo capítulo
3 de Gálatas nos dice que somos hijos de la promesa de Dios a Abraham, y esta
promesa vino mucho antes que su demostración de fe. Abraham salió hacia la
tierra prometida como un acto de fe, sin embargo desde allí el salió desde allí
a Egipto por su falta de fe, podríamos entonces cuestionar a Abraham en base a
este hecho, y sin embargo el sigue siendo el padre de los que tienen fe.
Igualmente
en el libro de Efesios capitulo dos y versículos 8 al 10 nos dice: porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios. No por obras, para que nadie se gloríe,
pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Estos tres versículos
establecen la solución al conflicto de Gálatas y Santiago, pues claramente nos
indican que el problema de las obras sin fe es que le robamos la gloria a Dios,
y todo aquel que hace obras de caridad sin un apoyo en Cristo Jesús, esta
simplemente ofendiendo a Dios.
Podemos dar
como ejemplo algo que está de moda, muchos Billonarios modernos “regalan” gran
parte de sus fortunas a obras de caridad, y esto es un acto aparentemente noble
y digno de laudar, mas ellos hacen ceremonias y festejos para anunciar estos
actos, y sin embargo, una gran porción sino todo lo que están “regalando” es
dinero deducible de los impuestos que tienen que pagar al gobierno, en otras
palabras quien está dando el dinero es el Gobierno, y a través del gobierno,
todas las otras personas que pagan impuestos, y estos grandes “filántropos” se
llevan toda la gloria de sus grandes “donaciones”
Jesús nos
enseña en Mateo 6:2-4 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta
delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para
ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero
cuando tú des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para
que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará en público.
Jesús aquí nos
enseña que el que hace obras de amor, lo hace para la gloria del Padre Nuestro
Dios, y no necesita anunciarlo, y esta es una demostración de que lo hacemos
porque le amamos, porque le creemos, porque tenemos Fe.
En otras
palabras, la fe no está detrás de las obras ni junta con ellas, Las obras no
son un complemento de la fe, son una consecuencia de la fe.
¿O como explicaríamos
de un minusválido, o de una persona postrada en cama, los cuales confiesan a
Cristo como su Salvador y tienen fe? estas personas morirían y no serían salvas
aun teniendo un gran amor por Cristo Jesús, porque sus condiciones no les
permiten hacer obras.
La única
obra que Dios exige es un corazón circuncidado, un corazón completamente
sometido a Cristo, un corazón dispuesto y preparado para darlo todo por Cristo Jesús.
Y este corazón vivirá para amar al prójimo, para quitarse el pan de la boca
para alimentar a los necesitados, para socorrer a los enfermos, para velar por
los ancianos y los desvalidos. Si tú no tienes este corazón, no importa cuántas
obras hagas, tú no veras la gloria del Padre.
¿Tienes tú
este corazón? Si no lo tienes, pídele a Dios que te lo reemplace, y veras el
milagro hecho en tu vida.
Rev. Jose A. Luna
Siervo de Cristo Jesús