En una reciente
conversación con un querido amigo y hermano en Cristo, la idea de que Dios puede
cambiar de opinión salió a la luz, y yo no podía dejar de pensar en el
significado de esta declaración, ya que si podemos estar de acuerdo en que Dios
es soberano y que Él es omnipotente (todopoderoso) y omnisciente (todo lo sabe)
entonces estaríamos declarando una gran contradicción, pues sólo el hecho de
que todo el mundo en el cristianismo está de acuerdo en que Dios es omnisciente
causa una colisión con esta afirmación, porque por cuanto Dios no habita en el reino
del espacio tiempo el cual Él creó para nosotros los seres humanos, Él puede
ver cada instancia de tiempo como si fuera el presente, en otras palabras, no
hay pasado, presente o futuro para Dios, Él está presente en todo lugar y en
todo tiempo y no hay eventos que hayan pasado, estén pasando o pasarán jamás que
puedan tomarlo por sorpresa.
El salmista
dice antes que una palabra esté en mi lengua, Señor, lo sabes todo (Salmo 139:
4). Y si Dios conoce cada evento que alguna vez se llevará a cabo y cada
instancia del pasado, ¿cómo podemos reconciliar esto con que Él cambie de idea
acerca de algo?
Dios nos
hizo a su imagen, y él nos hizo perfectos, pero esta perfección se vio empañada
por la caída del hombre, y con esta llegó el robo, la mentira, el engaño, y los
cambios de opinión, así como los muchos otros cientos de defectos limitantes
que habitan con nosotros en esta carne corrompida en que vivimos. De hecho,
hasta el pasado reciente, y aún hoy en muchas sociedades, una persona que
constantemente cambia de parecer se considera inconsistente, poco fiable, y
débil de mente, y una persona que por defecto no cumple su palabra, es aún hoy
considerado irresponsable.
Ahora bien,
el caso particular que mi amigo y yo estábamos discutiendo no necesariamente
coincide con esto, porque estábamos hablando de que Dios quería destruir a los israelitas
en el desierto cuando construyeron un becerro de oro en la ausencia de Moisés.
En una conversación con Dios Moisés aparentemente lo convenció de no hacerlo.
(Éxodo 32: 9-14)
Si esto
hubiera sido así, ¿no estaríamos nosotros rascándonos la cabeza? Porque si Dios
conoce todas las cosas, Él sabía que los israelitas iban a hacer el ídolo, y
que Moisés intercedería por ellos, y que Él les perdonaría, y si Él ya sabía
todo esto, entonces es imposible que pudiéramos decir que Él cambió Su parecer,
porque en este caso su mente estaba ya hecha para perdonarlos al clamor de
Moisés.
La Biblia
también nos enseña que Dios es inmutable, Él no cambia, Él es el mismo ayer,
hoy y para siempre, y si este es el caso, cambiar de parecer no puede
conciliarse con su carácter.
Malaquías
3:6 declara: "Yo, el Señor no cambio. Por esto, hijos de Jacob, no son
destruidos." De igual manera, Santiago 1:17 nos dice: "Todo don bueno
y perfecto viene de lo alto, y desciende del Padre de las luces, en quien no
hay cambio ni sombra de variación." y Números 23:19 nos dice: "Dios
no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Habla
y luego no actúa?, ¿Promete y no cumple?" Estos versículos afirman
claramente que Dios no cambia su parecer. Él no puede, y él no lo hace, eso
sería una contradicción en sí misma.
El problema
con la interpretación de la Biblia en muchos casos se presenta con la
traducción de algunas palabras del idioma hebreo original, por ejemplo en los
casos de Génesis 6: 6, Jonás 3:10 y Éxodo 32:14 tenemos la misma situación;
Dios parece estar cediendo, o más bien arrepintiéndose, lo que contradice
claramente la doctrina de la inmutabilidad. Sin embargo, si vamos directamente
a la original hebreo descubriremos que la palabra traducida arrepentirse o ceder
es más bien utilizada en hebreo como "lamentarse", lo que significa
simplemente una pena angustiosa por algo que ha tenido lugar.
Los seres
humanos somos miopes y profundamente ignorante de la mente de Dios, y cuando
leemos algo que suena como que Él está cambiando d opinión, eso es lo que asumimos
en la lectura. Dios siempre sabía exactamente lo que iba a hacer, y Él hace lo
que hay que hacer para cumplir su propósito. (Isaías 46: 10-11).
Dios
esperaba que Moisés le clamaría en nombre de su pueblo, y él estaba dispuesto a
perdonar. Dios a menudo lamenta la manera su creación actúa, y Él lo expresa en
muchos lugares a lo largo de las Escrituras, pero Dios es consistente en su
diseño y por lo tanto él no puede cambiar de opinión.
Que el Dios inmutable le lleve
siempre a una mayor comprensión de su carácter.
A Él sea la gloria y el honor y la
alabanza
José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús