jueves, 21 de mayo de 2015

El Que Quiera Ser Mi Discipulo!

El que quiera ser mí discípulo, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame. Este es un mandamiento simple y directo de la boca de Jesús en Mateo 16:24, sin embargo, uno muy ignorado en los círculos cristianos modernos. Negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz, seguir a Jesús. Sin embargo, aunque todo aquel que se hace llamar cristiano proclama ser un seguidor de Jesús, no todos proclaman ser sus discípulos. Y este es el verdadero centro del Cristianismo. Si usted no es un discípulo de Jesús, no estoy seguro de que debería llamarse cristiano; quizás un simpatizante de Jesús, o un admirador de Jesús. Pero ciertamente no cristiano.
Como podemos ver, hay tres partes en este mandamiento. Así que vamos a mirarlos de forma individual, y si Dios lo permite, vamos a ser capaces de extraer de esto un entendimiento más claro sobre el discipulado.

Negarnos a nosotros mismos.

La traducción al español del término griego aparneomai, que es traducido negar, tiene el significado más preciso de “desconocer”, o “dejar de conocer”, o “dejar de pertenecer” o “renunciar”. Y en el contexto dado en el texto, este transmite una sensación de disociación de uno mismo o de los intereses personales y deseos personales, con el fin de servir a un propósito superior; Se convierte en una auto-negación del derecho de buscar el beneficio personal a expensas de los demás, una negación de la auto-absorción y el hedonismo, a favor de una visión del mundo centrada en los demás.
Cuando nos negamos a nosotros mismos vivimos y respiramos y nos movemos con otros en mente, ponemos el interés de los demás antes que el nuestro y mantenemos una gran reserva de ramas de olivo al alcance de nuestras manos, en nuestra auto-negación aprendemos a tener un corazón compasivo y misericordioso, y tratamos de utilizar nuestra capacidades y nuestros recursos para bendecir a otros, aprendemos a vivir por el bienestar físico y espiritual de los demás.
Ahora bien, negarnos a nosotros mismos no significa negar nuestra personalidad o nuestra identidad, no significa retirarnos del mundo, o abrazar el ascetismo, Más bien, es dar la espalda a la idolatría del egocentrismo y auto-valía, es dar la espalda a todo pensamiento o actividad auto-centrista y, a la vez reflejar toda atracción hacia los demás, en lugar de hacia nosotros mismos.
Pablo nos dice en Gálatas 2:20 He sido crucificado con Cristo, y ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí, y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios que amó mí y dio su vida por mí.
Este versículo está indicando que nuestra generosidad viene de la fe en el más humilde maestro del desinterés. Porque Cristo pagó el precio más alto en una entrega desinteresada a la muerte por nosotros. Y esta es una actitud que puede ser aprendida, una reconversión de nuestro sistema de creencias para responder a las necesidades de los demás en lugar de las nuestras.
Ser crucificado con Cristo implica que nuestro viejo hombre ha fallecido con nuestra entrega a Cristo, con nuestra nueva vida resucitada con Él, y por lo tanto no tiene que retener los impulsos de nuestra antigua vida, ya que son remanentes de los viejos hábitos, los cuales pueden ser limpiados de nuestro sistema a medida que caminamos con Cristo.

Tomar nuestra cruz

La crucifixión era un estilo popular de ejecución utilizado por los romanos en los tiempos de Jesús, era tan cruel y dolorosa que era prohibido utilizarla contra sus propios ciudadanos. El sujeto, sería atado o clavado en una cruz de madera, manos y pies, y su propósito era causar una muerte lenta y dolorosa, ya que esta posición mantenía los pulmones de la persona crucificada comprimidos, lo que limitaba su capacidad para respirar. En esta posición, la víctima tenía que levantarse a sí misma para poder respirar, desgarrando así las heridas en las manos y los pies. Con el tiempo, ya sea los pulmones colapsarían o la persona no tenía la energía para levantarse a sí misma por mucho tiempo, por lo que moría de asfixia. Normalmente la persona sería azotada violentamente antes de la crucifixión lo que le causaba gran pérdida de sangre, exacerbando así la crucifixión y, a menudo acelerando la muerte. En muchos casos las piernas serían destrozadas con una barra de hierro para acelerar aún más el proceso de la muerte
Cuando una persona era condenada a ser crucificada, tenía que llevar la cruz hasta el lugar de la ejecución. Esta práctica estaba destinada a humillar a los condenados, y como una forma adicional de castigo, y para drenar la energía y la vitalidad de la víctima.
La implicación cultural de Llevar la cruz, era como un anuncio de la culpabilidad de los condenados, y de la justicia que se aplicaba a su culpabilidad. También servía como un elemento de disuasión a los demás.
Cuando Jesús nos llama a tomar nuestra cruz Él nos está diciendo que crucifiquemos nuestra vieja manera de vivir, de morir a las demandas del mundo y a nuestras ambiciones egoístas. En Lucas 9:23 este mismo versículo está escrito “lleve su cruz cada día”. Lo cual Significa mantener diariamente, la renovación de nuestra mente, reconociendo nuestra nueva condición de nacimiento, y negándonos a sucumbir a los viejos patrones de vida.
Pablo nos dice en Gálatas 5:24, ahora los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos, y en Colosenses 3: 1,5 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros. . . .. .
En 1 Corintios 15:31 Pablo nos dice "cada día muero" lo que implica que todos los días el recordaba el sacrificio de la cruz, y lo que este implicaba para su nueva vida. Y él nos está diciendo que vivamos de esta manera, porque somos una nueva creación, porque la vieja vida está muerta, y todas las cosas se han hecho nuevas. 2 Corintios 5:17.
Así que finalmente, llevar la cruz, implica llevar el estandarte de nuestra nueva vida en Cristo en exhibición para que todos la vean, y no tener miedo de gritar en voz alta que Jesucristo es Señor, y echar a un lado por completo nuestros patrones pasados ​​de la vida, vivir por Cristo y para Cristo. Blandiendo nuestro amor y generosidad y la bondad y el perdón, la compasión y el sobreabundante gozo de vivir en Cristo, y estar dispuestos a perder la vida por Él, sin importar lo que otros piensen, mas estar siempre activos y expresivos, en demostración de nuestra pasión por Cristo.

Seguir a Jesús

Después de haber leído las palabras anteriores, tomaría poco esfuerzo explicar el significado de seguir a Jesús. Sin embargo, es necesario que escribamos algunos detalles sobre este aspecto.
Cuando Jesús caminó a través de los valles y montes de Israel. De Nazaret a Cafarnaúm, de la Decápolis a Jerusalén. Miles de personas lo siguieron por todas partes. Sin embargo, la mayoría de las personas en estas multitudes le seguían por curiosidad o intereses personales.
La Biblia nos dice que: Una gran multitud lo seguía, porque veían las señales que estaba realizando en los que estaban enfermos. (Juan 6: 2), y grandes multitudes lo siguieron, y los sanó allí. (Mateo 19: 2) Jesús se retiró al mar con sus discípulos; y una gran multitud de Galilea lo siguieron; y también de Judea. (Marcos 3: 7)
Sin embargo, Jesucristo nos llama a considerar el costo de ser su discípulo. Lucas 14: 25-33
Hay docenas de versículos en la Biblia acerca de seguir a Jesús, sin embargo, sólo 12 hombres fueron elegidos como sus discípulos. Y cada uno de ellos fue seleccionado en consulta con Dios. Lucas 6: 12-16 nos dice que después de orar toda la noche Jesús bajó de la montaña en la mañana y escogió 12 discípulos.
En Juan 15:16 Jesús dijo a sus discípulos, ustedes no me eligieron a mí, sino que yo os  elegí a ustedes, y los he nombrado para que podáis ir y ser fructíferos. Efesios 1: 4, Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia. Romanos 8:29, Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo
La Biblia es abundante en evidencias de que no somos nosotros los que elegimos a Cristo, sino que Él nos elige para justicia y santidad. Él Le dijo a Pedro y Andrés "síganme" Lucas 5:10, Él le dijo a Juan y a Santiago, "síganme" Mateo 4:21, y de inmediato dejaron su barco y le siguieron, Él le dijo a Felipe: "Sígueme" Juan 1:43 , también Él le dijo a Mateo: "Sígueme" Mateo 9: 9.
Cuando Jesús nos llama, Él nos toca el corazón, con la luz de la salvación, el Espíritu Santo nos convence de pecado para el arrepentimiento y nuestra justificación se hace realidad, somos instantáneamente transformados en una nueva creación. Y no podemos hacer más que  seguirle. Este es un evento sobrenatural el cual remueve las escamas de nuestros ojos, y rompe nuestro corazón de carne y lo reemplaza con un corazón que puede sentir y recibir el poder del espíritu en nosotros, y que nos da nuevos deseos y nuevas razones para vivir.
Cada cristiano nacido de nuevo en esta tierra, ha sido llamado, y elegido de manera particular, por Jesús, quien nos dice: "sígueme" trayendo al instante una nueva visión y nuevos deseos a nuestras vidas. La gracia de Dios, la misma gracia que purifico a Abraham a Moisés y a David, nos purifica a nosotros, no porque hayamos hecho nada para merecerlo, sino porque así le complació a Dios,
La Biblia dice en Romanos 4: 4-5, Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le acredita como un regalo, sino como una obligación. Sin embargo, para el que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
Pero a causa de su gran amor por nosotros, Dios, que es rico en misericordia, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en el pecado - Porque por gracia que hemos sido salvos mediante la fe; y esto no es de nosotros mismos, pues es don de Dios, no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2: 4-5, 8-9
Por lo tanto, después de haber visto la evidencia, no debemos más preguntarnos cuál es el significado de este versículo en Mateo 16:24, pues al leer estas notas no nos queda otro recurso, pero inclinar nuestras cabezas y doblar nuestras rodillas y clamar a Dios por su salvación, y alabarle por Su gran misericordia, y renunciar a todo comportamiento pasado y presente que contradice su Palabra, y comenzar de nuevo, una vida de peregrinación y de pasión y santificación, la vida de un verdadero redimido de Dios a través del sacrificio de la sangre de Jesucristo, y podremos descubrir la verdadera alegría de vivir una vida santa.
Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Romanos 6:23)

José A. Luna

Un siervo de Cristo Jesús

miércoles, 20 de mayo de 2015

Yo Sé a Quién he Creído!

Es curioso cómo hace tres meses estábamos todos emocionados y motivados en la familia sobre el desarrollo de nuestra vida en Milton. Sobre nuestras grandes expectativas, el crecimiento en una relación más estrecha con la congregación en la iglesia, en la terminación de nuestro sótano, la cual nos daría más espacio para nuestra oficina, sobre la integración de los niños al programa de inmersión en francés en la escuela, y la lista continúa.
Y entonces Dios empieza a darnos señales de un próximo movimiento, pequeños fragmentos de revelación, los cuales, acostumbrados como hemos crecido a verlos, son difíciles de ignorar. Sabiendo que, como en tiempos anteriores, esto significaba que  nuestras raíces estaban siendo desarraigadas una vez más. Este sentir nos dejó sólo un recurso, orar; y orar es lo que hicimos, por varias semanas estuvimos orando con las mismas palabras, "hágase tu voluntad Señor, estamos dispuestos Señor, sean cuales sean las consecuencias". La respuesta no nos dejó esperar mucho tiempo.
En primer lugar, una potencial asociación con un antiguo asociado y la cual me habría arraigado en el negocio de las computadoras por mucho tiempo se vino abajo en un instante, y luego una serie de eventos inesperados, literalmente, nos liberaron de nuestras obligaciones contractuales en nuestra casa.
Y luego vino el llamado. En esa mañana de abril me desperté obsesionado sobre una situación familiar la cual tornaba nuestra atención a la República Dominicana, por cerca de una hora estuve meditando sobre este asunto, y pensando en las implicaciones, ya que tratar de resolver este reto requeriría un compromiso a largo plazo. Esa misma mañana mi esposa me conto, casi a regañadientes, el sueño, (o la visión, pues ella no podía identificar si había sido una o la otra) que había tenido esa noche. Y aun cuando ella ya había entendido su significado, me explico lo que vio y me dejó a mí decidir la interpretación. Mas, aun antes de haber ella terminado de hablar ya sabía yo la implicación de este sueño.
Teníamos que ir a la República Dominicana dentro de aproximadamente tres meses y nuestra ida sería probablemente permanente. O por un período muy largo.
Nos miramos el uno al otro, y sin decir una palabra ya habíamos acordado lo que iba a pasar. Por supuesto que estábamos aterrorizados, especialmente por lo que esto implicaba para los niños, y con respecto a nuestra presente situación financiera, esto sería una completa locura.
Pero el Señor nos dijo vayan y nosotros teníamos que ir. Esa parte no requirió discusión alguna, la pregunta más grande era el cómo. Así que una vez más, hicimos lo que cualquier sensible hijo de Dios hubiese hecho en estas circunstancias. Oramos.
Durante toda una semana clamamos a Dios en busca de respuestas, confirmaciones, equipamiento, suministro, clamamos a Dios por todo lo que pensamos que debía ser incluido en la oración, pero, en verdad, principalmente suplicamos, pedimos que todo esto fuera un malentendido, y que no fuese necesario ir a ninguna parte, pero nunca oramos por no ir, nunca dijimos que no estamos dispuestos, porque dispuestos sí estábamos. Ciertamente teníamos el miedo a lo desconocido metido en el corazón, el cual trataba de hacernos dar vuelta y correr rápido en dirección opuesta. Mas eso es algo que no estábamos dispuestos a hacer.
Sin embargo, en el tercer día de nuestras oraciones, recibimos una llamada inesperada de una amiga de quien no habíamos oído por más de 3 años, ella me estaba ofreciendo un potencial trabajo en la República Dominicana el cual si tuviera lugar, eliminaría todos nuestros temores financieros, y si bien esto era sólo un gran quizás, nosotros lo recibimos como una señal, y, no habiendo tenido otra palabra del Señor. Al final de la semana, decidimos consultar con los ancianos.
Mi primera llamada la hice a la Republica Dominicana, a uno de mis amigos más queridos el Pastor Juan, quien al escuchar la revelación no tuvo que pensar mucho acerca de su significado. Todo lo que dijo fue: "Dios te quiere aquí, te veré pronto hermano". Luego consulté a otro amigo en Scarborough, el Pastor Moisés, quien tuvo la misma respuesta para nosotros. No hay nada que pensar. Lo único que preguntó fue; cuando te vas? Finalmente hablamos con nuestro amigo y Pastor Sam. Sus palabras fueron tranquilizadoras, y su afirmación era lo que necesitábamos para tomar la iniciativa y empezar a prepararnos.
Nuestro mayor desafío ha sido y continua siendo el respaldo financiero, Pero ese, así como todas las demás interrogantes de esta naturaleza, las hemos depositado a los pies de Cristo, en el trono de gracia, sabiendo que aquel que nos envía es capaz de satisfacer todas nuestras necesidades.
Porque yo sé a quién he creído, y estoy convencido de que Él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 2 Timoteo 1: 12b
Todavía estamos a dos meses de nuestro traslado a la República Dominicana, pero no hay vuelta atrás, algunas cajas ya han sido enviadas, y hoy nuestras camas se van junto con algunos otros artículos personales, y el 29 de julio vamos a tomar nuestras cuatro mochilas, los pasaportes y los billetes de avión, y marcharemos al aeropuerto.
¿Qué vamos a encontrar en el otro lado? Aún no sabemos a ciencia cierta, porque aunque hemos estado planeando y contactando amigos e iglesias y ministros y organizaciones, y localizando escuela para los niños y un lugar para vivir, etc. sólo Dios conoce Su plan final, y exactamente lo que Él hará, eso lo sabremos cuando lleguemos allí.
Y a aquel que es capaz de establecernos, de acuerdo con Su Evangelio, el mensaje que Proclamamos acerca de nuestro Señor Jesucristo, de acuerdo con la revelación del misterio oculto desde tiempos eternos, pero ahora revelado y dado a conocer a través de los escritos proféticos por el comando del Dios eterno, para que todas las naciones puedan llegar a la obediencia que viene de la fe. ¡Al único y sabio Dios, sea gloria para siempre a través de Jesucristo! Amén. Romanos 16: 25-27 (énfasis agregado por mi)
José A. Luna
Un siervo de Cristo Jesús

martes, 19 de mayo de 2015

Gozo Inexpresable!

Existe un gozo, que está por encima de toda condición humana, por encima de toda amargura dolor o lágrima, por encima de todo sufrimiento o miseria, por encima de todo reto humano, por encima del hambre y la necesidad, y muy por encima de nosotros mismos.
Hay un inexpresable gozo, el cual va más allá de nuestro entendimiento, el cual no puede ser  impregnado por las maldades o las necesidades del hombre, él es invulnerable al egoísmo, a la envidia y las pasiones carnales, y es sordo a las oposiciones vanas, y a los gritos y las rencillas de aquellos que nos odian.
Hay un gozo inmutable, un gozo inalterable, un gozo que o es tuyo o puedes obtenerlo y el cual no depende de nuestra condición o estado, pues este gozo es sobrenatural y es un regalo.
El gozo del que yo hablo, viene directamente de las arcas mismas del omnipotente, y te es otorgado a ti junto con tu designación de hombre o mujer de Dios. Mas como cualquier otro regalo, no es algo que puedes recibir y meter en un armario, o tirarlo en una esquina a colectar polvo, como todo regalo, no te sirve de nada si no tienes las agallas de abrirlo y activarlo, sin el valor y la determinación de tomar posesión de él y ponerlo en acción es solamente eso, uno más de los tantos regalos de Dios.
Pues este gozo, el cual ya ha sido atado a ti si le has cometido y entregado to vida a cristo, lo encuentras en la adoración que a Él le brindas, en el compartir y el sumergirte en Él, en la conversación, la comunión, la cercanía, en el amor que despliegas por Él. No es algo que alguien pueda robarte, pues es parte intrínseca de esa relación, de esa pasión, de ese deleite que estar en Cristo nos da.
Solamente nosotros podemos robarnos la oportunidad de la maravilla de este gozo, solamente nosotros podemos apagar el fuego que el trae a nuestros corazones. Solamente nosotros con nuestra dejadez, con nuestra frialdad, con nuestra ignorancia o falta de interés podemos decirle a Cristo, No me interesa tu gozo, yo prefiero encontrarlo en otras partes.
Mas Pablo nos dice. Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos, porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:6
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Romanos 14:17
Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre. Salmos 16:11
Este fuego, este gozo, esta aventura divida está a nuestro alcance, y es opción nuestra tomarlo o dejarlo. Mas no acusemos a Dios de nuestras miserias, de nuestras penas de nuestras agonías, no acusemos a Dios de que todo nos sale mal, ni le clamemos a Él por favores especiales, si no somos capaces de abandonar la copia barata de regocijo que aparenta darnos el mundo, si no somos capaces de mirar hacia el cielo y decirle a Dios que no hay nadie más que El, que estamos dispuestos a vivir una vida de abandono y obediencia, de completa devoción y sacrificio.
Pues si somos capaces de esto todo lo que hagamos en lo adelante se convertirá en un gozo, nos gozaremos haciendo las tareas mundanas, nos gozaremos al levantarnos y al acostarnos, nos gozaremos en toda aquella labor que para los demás es pesada, y por encima de todo esto, nos gozaremos en la opulencia o en la escasez, nos gozaremos ante el dolor y en la alegría, nos gozaremos con aquellos que nos aman, y aun ante nuestros enemigos, y las arbitrariedades de la vida; y nuestro gozo será contagioso, y veras como muchos más querrán imitarte y recibir ese gozo que tú vives, ese gozo que va más allá del raciocinio, y de la lógica que trata de imponernos el mundo.
Recibe este gozo hoy, Ven a Cristo Jesús sin importar como te encuentres, y entrégate a Él con abandono.
Pues Él nos dice. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.
Este es el día de la Salvación, el día en que serás rescatado, rescatada, de todas tus mis-aventuras, de todas tus interrogantes, de todas tus tristezas, de todos tus sinsabores. No porque estos desaparecerán del todo sino porque en el Gozo de Dios, las veras por lo que son, y en Él encontraras nuevas razones, nuevos propósitos, nuevos entendimientos, nuevas sabidurías, porque en Él todas las cosas serán hechas nuevas.
A aquel que es poderoso para guardarnos sin caída y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran gozo, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén. Judas 1:24-25
José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

sábado, 16 de mayo de 2015

Mientras Lucho con el Pecado!

Cristo en mí, la esperanza de gloria.

Pablo habla en Colosenses 1:27 de una realidad estampada en los seguidores de Cristo, y que él llama un misterio. Un misterio el cual no fue revelado antes del cumplimiento de los tiempos, el ministerio, la muerte y la resurrección de la esperanza de la gloria, el Señor Jesucristo.
Y él habla de regocijo en su sufrimiento, mientras él viaja a través de la mayor parte del mundo conocido de su tiempo.

Regocijo en sufriendo porque hay un propósito más grande, el cual él está enfocado en perseguir, y un mayor camino por delante de él y una carrera más maravillosa la cual el corre con fiereza, con un único objetivo en mente, la meta final, la corona de justicia.
 
Al leer este pasaje, como tantos otros en la Biblia, reflexiono sobre la vida de Pablo, y Jeremías, y Juan el Bautista, y Samuel, y reflexiono en las muchas luchas que enfrento en mi caminar, en la carrera que Dios ha puesto por delante de mí, y la corona de justicia que me espera en la meta final, y suspiro con alivio, pues puedo ver con claridad que mi salvación, y la carrera que debo correr, y el regocijo en el sufrimiento, y el regalo de su alegría, y su fe dentro de mí; nada de esto es de mi hacer, porque si lo fuera, yo estaría perdido sin esperanza, como  lo habría estado Pablo, y Jeremías y Juan el Bautista y Samuel, y los muchos otros grandes testigos que Dios nos ha dado para testificar de su
fe, y para ayudarnos a ver esta fe como la única cosa que es requerida de mí, y ni siquiera esa fe es de mí, porque me fue dada por Dios.

Y suspiro de alivio cuando miro a mis debilidades, mis muchos fracasos, y a la que habría sido mi desesperada situación con Dios, si no fuera por la esperanza de la gloria
Miro al rey David, y a Abraham y a Moisés, estos grandes pilares de la historia del Antiguo Testamento, y se alegra mi corazón, porque me gozo en las misericordias de Dios, quien, siendo nosotros aún pecadores, Él envió a su hijo a morir por nosotros, y aun cuando hemos sido rescatados por él, por su propio placer, y aun cuando mientras estábamos como el carmesí, Él nos hizo como la lana, veo que nuestro cuerpo pecaminoso no ha cambiado, nuestra vieja naturaleza no ha cambiado, lo único que ha cambiado es que Él nos ha dado su Espíritu Santo, y que la vieja naturaleza ha muerto con Cristo, y hemos sido resucitados con Él. Sin embargo, este cuerpo de pecado sigue tratando de salir de su tumba, y así mientras yo proclamo su muerte, sigo de vez en cuando alimentándolo, dándole suficiente respiro para hacerme tropezar. Y grito con el apóstol Pablo "No entiendo lo que hago. Pues lo que quiero hacer no lo hago, sino lo que aborrezco, eso hago "(Romanos 7:15), y grito con David" Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia.; de acuerdo a tu gran compasión, borra mis transgresiones.
Lava mi maldad, y límpiame de mi pecado "(Salmo 51:1-2).

Entonces recuerdo las muchas veces Abraham tropezó, o el día en que Dios casi mata a Moisés por una desobediencia, o el momento en que Jesús le dijo a Pedro: "Simón, Simón, Satanás os ha pedido para tamizarte como trigo. Pero yo he orado por ti, Simón, para que tu fe no desfallezca "(Lucas 22: 31-32A), y recuerdo que Jesús tomó posesión de mí (Fil 3:13) y nunca me va a soltar, y aunque los sufrimientos continuarán y las luchas continuarán y si bien puede haber otros golpes y moretones a lo largo del camino, siempre y cuando mantenga mis ojos en la meta final, siempre que mantenga mis ojos en Jesús, el autor y consumador de
nuestra fe, y porque nada puede separarme de Su amor (Romanos 8:39).
Puedo seguir clamando y mirando al cielo, y en humilde adoración gritar, ven Señor Jesús, porque estoy listo para ti!
Esté usted
también listo, ponga todas sus luchas y dolores a los pies de Jesús, y deje que él sea vuestro Señor!
 
José A. Luna
Un siervo de Cristo Jesús!