jueves, 16 de junio de 2011

Santos y Sin Mancha Delante de Él!

El desafío de ser cristiano no está en nuestros esfuerzos para tratar de ser como Cristo, o en evitar el pecado o la superación de la tentación. No se trata de ser religiosamente dedicado a Dios, nuestro padre, y serle fiel, en la lectura de nuestra Biblia y la oración constante.
Nuestro verdadero reto en ser cristianos es llegar al entendimiento. Entendimiento, porque si realmente lográramos comprender, entonces todo lo anterior seria un actuar sin esfuerzo, por fe, y estas cosas no serían ni siquiera un pensamiento en nuestras mentes.
Sin embargo, dedicamos una muy significativa cantidad de tiempo tratando de ser como Cristo, tratando de ser buenos, tratando de ser obedientes, tratando de mantenernos en el buen camino. Incluso muchos cristianos dedicados, inconscientemente pasan mucho de su tiempo probándose y midiéndose ante un espejo, el cual está ahí para mostrarnos como deberíamos ser, la forma en que deberíamos actuar, no cómo debemos tratar de ser, y la palabra clave aquí es tratar.
¿Te tengo confundido todavía? no dejes e leer, porque esto se pone mejor.
La Biblia nos enseña que todos nuestros esfuerzos son como trapos de inmundicia a un Dios puro y sin mancha. (Isaías 64:6) y también nos dice que debemos ser santos de la forma en que nuestro Padre es santo (1 Pedro 1:15-16)
Y por cierto, es verdad que la Biblia nos llama a la buena conducta y a ser santificados, y cometer nuestros caminos al Señor. Y todos estos mandamientos parecen implicar una acción, algo que tenemos que hacer.
Mas la Biblia también nos muestra en Efesios 1:4 que Él nos eligió en Cristo antes de la creación del mundo para ser santos y sin manchas en su presencia.
Al echar un vistazo más de cerca a este versículo, vemos en primer lugar, que somos elegidos. Incluso antes de que hubiera otra cosa en todo el universo, Dios había decidido que nos separaría para Él, y no podía ser de otra manera, ya que si nos hubiese dejado la decisión a nosotros, nos habríamos rebelado y tornado todo el asunto en un pandemonio.
De hecho, debemos notar que Él no nos elige en nuestros propios méritos, pues las normas de Dios son simplemente demasiado altas y no hay nada en nosotros que no sería repugnante para un Dios perfecto, pero el Salmo 103:10 dice que él no nos trata como nuestros pecados merecen, ni nos paga según nuestras maldades. Por lo tanto, Él nos eligió en Cristo. En palabras muy simples, su abundante gracia se derramó sobre nosotros y la Sangre del Cordero que fue inmolado por los pecados del mundo marcó los postes de nuestras puertas, para que, a pesar de nuestros pecados pasados, El Señor nos pasara por encima. (Éxodo 12:12-13).
Sin embargo, la cláusula que nos concierne realmente, es la que sigue en el versículo 4 de Efesios 1; para ser santos y sin manchas en su presencia.
Y esta cláusula es importante pues a menudo es mal-interpretada o mal-representada, siendo leída como una orden y no como una afirmación.
Dios no nos está diciendo en esta cláusula, que debemos ser santos e inmaculados en su presencia, Él nos está diciendo que ya somos santos y sin mancha, que nuestra historia ha sido borrada, limpiada, que tan lejos como está el oriente del occidente , así mismo Él ha alejado de nosotros nuestros pecados, nuestras rebeliones (Salmo 103:12).
Por lo tanto, tenemos que renovar nuestro entendimiento sobre nuestra relación con Dios. Si hemos confesado nuestros pecados, si nos hemos arrepentido y nos hemos comprometido a caminar por la fe en Cristo Jesús, si hemos confesado con nuestra boca que Jesucristo es el Señor, y creemos en nuestro corazón que Él fue resucitado de entre los muertos, la Biblia nos enseña categóricamente en Romanos 10:9-10 que somos cristianos nacidos de nuevo y que Dios ha quitado nuestros pecados de nosotros, y ya no necesitamos preocuparnos de la perfección, porque ante los ojos de Dios ya somos perfectos.
Por supuesto, esta afirmación requiere una explicación.
Y aquí es donde muchas personas resbalan y caen. Si usted es un verdadero cristiano, el Espíritu Santo es quien obra en usted, Él es quien da la convicción, y la transformación a medida que usted aprende a caminar por la fe en Cristo, y es normal que muchos nuevos cristianos deben luchar con el pecado a medida que crecen. Pero debido a la obra del Espíritu Santo, en su vida, la Biblia nos enseña en 1 Juan 5:18 que toda persona nacida de Dios, no practica el pecado. Y los que siguen pecando a propósito podrán decir que son cristianos, pero no lo son.
Somos santos y sin mancha delante de Dios, y esto es porque el espíritu de Dios está constantemente trabajando en nosotros, porque hemos sido expiados, y la vida de Cristo está en nosotros, y esto, naturalmente, nos llevará a caminar en la palabra, a vivir en el espíritu, para ser santificados.
Algunos de nosotros somos más efectivos que otros en la vida cristiana, y gran parte de esto se refiere a cómo somos capaces de entender que no es haciendo cosas como esto se logra, sino por creer, por el entendimiento, por la asimilación de la importancia de la vida por la fe en Cristo. Entonces todo lo demás caerá en su lugar por su propia cuenta, entonces claramente podremos entender que ya hemos sido redimidos, que ante los ojos de Dios somos ya santos y sin mancha, y que nuestro esfuerzo debe centrarse en escuchar la voz de Dios y dejar que el espíritu nos guíe a la obediencia y a la comunión y el amor a Dios y al prójimo.
Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo, y que conozcan ese amor que sobrepasa todo conocimiento; y que puedan ser llenados en la medida de toda la plenitud de Dios. (Efesios 3:17 b-19)
usted puede tenerlo por seguro, usted es un hijo de Dios. Niéguese a permitir que las acusaciones del enemigo le toquen, y viva una vida fructífera.
Y si usted no está seguro, entonces lea Juan 3:16 y Romanos 10:9-10 otra vez, y no sólo eso, confiese, arrepiéntase, reciba y sea Salvo.
Con mis bendiciones, en el nombre de Cristo Jesús

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

martes, 14 de junio de 2011

Ciudadanos del Cielo!

En la mayoría de los países del mundo, cuando una persona nace en este país, él o ella reciben automáticamente la ciudadanía de ese país independientemente de la procedencia de sus padres. Pero igualmente Las leyes de la mayoría de los países del mundo establecen que los hijos de sus ciudadanos son ciudadanos, independientemente del lugar en que nazcan.
Este es el mismo caso de cada cristiano nacido de nuevo, de cada persona que profesa su fe en Cristo Jesús y lo sigue fielmente
Y esto es así, porque a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, hijos no nacidos de la descendencia natural, ni de la decisión de la sangre o la del hombre, sino que nacidos de Dios. (Juan 1:12-13)
Y cuando usted es un ciudadano de una nación, usted tiene todos los derechos y privilegios otorgados por ese país a sus ciudadanos.
Tenemos el caso de Pablo en Jerusalén, después de ser atacado por una turba y rescatado por los soldados romanos, (Hechos 21:30-32) el comandante romano ordenó que él fuera azotado. Sin embargo, cuando Pablo mencionó que él era un ciudadano romano, no sólo no fue él azotado, pero todos estaban en temor por haber maltratado a un ciudadano romano y lo trataron con todos los derechos y privilegios de su ciudadanía. (Hechos 22:24-29)
Tenemos el ejemplo actual de las revueltas en Egipto y Libia, cuando esta crisis surgió en estos países, los gobiernos de todos los países del mundo se apresuraron a extraer a sus ciudadanos del peligro y llevarlos de vuelta a sus países o a un lugar seguro.
El Rey de Reyes, nuestro Señor Dios todopoderoso, tiene todo el deseo de mantenernos seguros, a salvo, mientras vivimos en esta tierra peligrosa en estos tiempos difíciles, después de todo, Él es nuestro padre.
Por cuanto sois hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo en nuestros corazones, el Espíritu que clama, “Abba, Padre" Así que usted ya no es un esclavo, sino hijo, y ya que usted es un hijo, Dios le ha hecho también un heredero. (Gálatas 4:6-7)
Y porque Él es nuestro padre, y porque hemos nacido de su Espíritu, somos ciudadanos del cielo, y pertenecemos al Reino de Dios (Filipenses 3:20) y no tenemos ningún motivo o razón para estar afanándonos con las cuestiones de esta tierra.
Ciertamente vivimos en este país, cualquiera que sea el país en que vivimos, y estamos obligados a obedecer sus leyes, seguir sus reglas, y estamos expuestos a las cosas buenas y malas que suceden en este país, por lo que es nuestro deber defenderlo, protegerlo, y trabajar para hacerlo un lugar mejor.
Pero tenemos una garantía que nos es dada cuando sometemos nuestra vida al conocimiento de Cristo, tenemos una ciudadanía que no es de este mundo, estamos llamados a vivir identificados con nuestra verdadera identidad.
Romanos 12:2 dice: "No os conforméis a los patrones de este mundo, sino se transformado mediante la renovación de tu mente. Entonces, podrás comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Y este es nuestro verdadero objetivo como hijos y herederos de Dios y ciudadanos de su Reino, ajustarnos al modelo de Jesús, y seguir el ejemplo del buen Pastor, caminar en el sendero estrecho, y vivir de acuerdo a la voluntad de nuestro padre. Alabado sea siempre su santo nombre!
La Biblia dice en la primera carta de Pedro que somos un pueblo escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para proclamar las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9) y como tal debemos actuar, y vivir, y caminar por esta vida transitoria, con el claro entendimiento de que nuestro verdadero hogar está a la espera de nosotros y que por nuestra conducta pecaminosa nos arriesgamos a ser impedidos de entrar a nuestra verdadera nación, y terminar estancados en el reino de las tinieblas, donde toda la eternidad es la ausencia de Dios y la presencia del mal en su estado mas puro.
Nada realmente importa mucho en esta tierra, todo es una fachada, una gran ilusión que busca mantenernos distraídos de las cosas que realmente importan.
Queridos amigos, os ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo que sois, que se abstengan de los deseos pecaminosos que batallan contra el alma. Y vivan una vida tan recta entre los paganos que, aunque los acusen de hacer el mal, sea posible que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios en el día de la salvación. (V. 11-12)
La Biblia nos enseña que si alguno está en Cristo, nueva criatura es (1 Corintios 5:17)
Por tanto como nuevas criaturas que sois, como recién nacidos ciudadanos del cielo, y como hijos de Dios, vamos a seguir las cosas del espíritu, haciendo honor al don gratuito de Dios, para que su gracia continúe abundando en nosotros y seamos una verdadera luz para el mundo.
Con mis bendiciones, en el nombre de Jesús

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

jueves, 9 de junio de 2011

En mi Propio Entendimiento!

Al igual que todos los cristianos, me gustaría poder escuchar la voz de Dios cada cinco minutos, me gustaría que El me dijera cada pequeña cosa que debería estar haciendo en todos los aspectos de mi vida, desde qué alimentos comer, qué ropa ponerme, de qué manera cepillarme los dientes, hasta la ruta que debo tomar en el camino al trabajo y vuelta a casa.
De hecho La vida sería fácil si tuviéramos una brújula, una especie de GPS que nos diera cada pequeño detalle sobre nuestro diario vivir, esto seria ideal, y nos evitaría tropiezos y caídas innecesarias, y todos los dolores de cabeza y las pesadillas, y los golpes y contusiones que estamos destinados a sufrir en nuestro caminar por la vida.
La realidad es que las cosas si funcionan exactamente así, sí tenemos una brújula, una especie de GPS que nos dice siempre que camino tomar. Tenemos la voz de Dios la cual siempre nos está diciendo qué hacer. La realidad es que tenemos problemas de audición, o estamos demasiado ocupados para prestar atención a lo que Dios nos esta tratando de decir.
Proverbios 3:5-6 dice: Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia, reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.
Muchos cristianos leen la Biblia y ven cómo el Señor nuestro Dios usaba hablar con Moisés o Abraham o José, y desean y piden que Dios les hable de esta manera. Pero fallamos en no entender que la Biblia fue escrita durante un período de 1500 años, y que las conversaciones con Moisés o José o Abraham no ocurrieron tan rápidamente como Dios nos habla hoy a través del Espíritu Santo. De hecho, Abraham tenía setenta y cinco años la primera vez que escuchó la voz de Dios, y le tomó veinticinco años ver materializada la primera de sus promesas. Moisés pasó cuarenta años en el desierto con los israelitas, pagando el precio de la sordera de su congregación y esperando en el Señor para ver cumplida la promesa que El les hizo al salir de Egipto. José pasó catorce años en prisión, antes de que la magnífica gracia de Dios lo redimiera de la esclavitud a la realeza. Y nosotros nos impacientamos porque no escuchamos la voz del Señor con mucha frecuencia.
La realidad es que en esta dispensación, la voz de Dios es escuchada casi a diario por sus hijos, sin duda podemos contar con el hecho de que Él va a responder a nuestras oraciones si le pedimos conforme a su voluntad, e igualmente tenemos la Biblia, un libro que fluye con poder y vida y que nos da vida, y a través del cual Dios nos habla constantemente, y tenemos a nuestros hermanos, que a menudo nos traen palabras de conocimiento de parte del Señor.
Más somos demasiados rápidos para descartar su palabra como irrelevante o no relacionada con nuestra circunstancia, o simplemente mostramos apatía o desdén, sobre todo si lo que estamos escuchando o leyendo no es lo que queremos ver u oír.
a base de tropiezos he aprendido a no tomar decisiones, por pequeñas que estas sean, sin consultar con el Señor, sin escuchar su voz, porque siempre hay un precio que pagar por la desobediencia, y apoyarnos no en nuestro propio entendimiento, en nuestra propia prudencia, significa exactamente eso.
¿Cómo hago para, confiar en el Señor y no apoyarme en mi propio entendimiento? Aprendiendo a afinar los ojos y los oídos de mi corazón para atrapar el mensaje de Dios, venga de donde venga, porque no sabemos realmente en qué dirección Su voz va a venir. Y si afinamos nuestros sentidos y los conectamos a nuestro corazón, su voz estará resonando fuerte y clara cada vez que la buscamos.
Algo que debemos aprender a hacer, y que requiere paciencia, es esperar por confirmación, porque Dios siempre nos confirma sus mensajes, inclusive los más triviales. Pero, sobre todo cuando hay una decisión importante que tomar, debemos esperar escuchar la voz de Dios en más de una ocasión y de diferentes maneras, hasta que estemos seguros de que realmente es la voz de Dios la que nos habla. Porque el diablo siempre está en acción con su astucia y sus artimañas, y él tiene la capacidad de poner ideas en nuestra cabeza, o para poner palabra en la boca de algún hermano para tratar de enviarnos en la dirección equivocada.
Como un breve ejemplo les contare que hace uno días, el Señor había puesto en mi corazón una fecha para un próximo viaje, y aunque yo ya tenía la confirmación sobre esta fecha, se presento una oportunidad para comprar un pasaje de avión barato en una fecha diferente, la cual, basado en mi entendimiento, no parecía demasiado lejos o relevante en ese momento. Así que procedí a comprar este billete de avión, tratando de ahorrar dinero, y sin tomarme el tiempo para escuchar una confirmación de Dios. Si has pensado que fue un error, estas acertado. A los pocos días las cosas se veían mucho más claras, y era obvio que tenía que viajar en la fecha original, por lo que tuve que cambiar el billete y perder unos cuantos cientos de dólares en el intercambio. Y resulta que incluso en esta ocasión logré conseguir un billete mucho más barato aun, para el día en que debía viajar. Pero debido a que decidí confiar en mi propia prudencia, a pesar de la tarifa más barata todavía perdí dinero en el intercambio.
Cada instancia de nuestras vidas debe ser llevada ante el Señor para su aprobación, cada pensamiento que tenemos cada segundo de nuestras vidas debemos someterlo al Señor, cada aliento que tomamos se lo debemos al Señor, y sería perfectamente prudente si le preguntamos si debemos inhalar o exhalar. Porque si comprometemos nuestro camino al Señor, Él hará brillar nuestra justicia como la aurora. (Salmo 37:5-6) y, de hecho, nuestra audición será mucho mas eficiente, nuestro espíritu aprenderá a caminar en comunión con el espíritu de Dios que habita en nosotros, y la gloriosa riqueza de su gracia brillara sobre nosotros en cada momento de nuestras vidas.
Entonces Cristo hará su hogar en nuestros corazones mientras confiamos en él. Y nuestras raíces crecerán hacia abajo en el amor de Dios y nos mantendrán fuertes. (Efesios 3:17) (Énfasis mío)

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús