miércoles, 23 de febrero de 2011

Un Siervo y un Rey!

Yo no soy más que una persona cualquiera con un montón de defectos, con una gran cantidad de rasgos que continúan saliendo a la luz en los momentos más inoportunos. Al igual que tu o el vecino de al lado, yo soy sólo un individuo, con un montón de individualidades que inconvenientemente me hacen frágil y débil y lleno de faltas. Ni siquiera puedo pretender ser un buen imitador de Jesús, quien siendo en su naturaleza misma Dios, no consideró el ser Dios algo a utilizar para su ventaja, pero se rebajó voluntariamente, tomando forma de siervo (Filipenses 2:6-7, énfasis mío).
Gracias a Dios por su gloriosa gracia, por su amor redentor por la humanidad, porque somos tan sucios y corruptibles, que incluso en nuestro camino a la santificación seguimos recogiendo la suciedad y el lodo. Gracias a Dios por su hijo siervo, nuestro señor Cristo Jesús, ya que en nuestro intento de caminar en su pasos sólo seguimos arruinando su obra redentora en la cruz.
No puedo imaginarme siendo santo, y aunque yo no practico el fornicar o robar o mentir o decir improperios, a pesar de no matar ni codiciar los bienes ajenos, a pesar de haber conseguido por la obra de su Espíritu el desactivar la mayoría de los inmundos hábitos que aun se negaban de desprenderse de mi, yo todavía puedo ver cómo cada día trae sus propios retos en mi caminar hacia la santidad, y mis defectos son tantos que no intento llevar cuentas de ellos, sólo dejo que el Espíritu de Dios los haga brotar como hierba mala, y los arranque de raíz en la medida en que aparecen.
Miro a mi alrededor con desden, con frustración a veces, la podredumbre de la iglesia, mas al voltear la mirada hacia adentro me doy cuenta que no es sólo ellos, soy yo también, y entonces recuerdo las palabras de Pablo al saludar a los Corintios: "a la iglesia de Dios en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquellos que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro. (1 Corintios 1:2)
un pueblo corrupto por cierto, los Corintios tenían prácticamente todos los defectos que una iglesia local podría tener, sin embargo, Pablo les llama la Iglesia de Dios, él los llamó santificados, incluso trajo a colación el hecho de que estaban llamados a ser santos. Porque a pesar de sus defectos, a pesar de los conflictos y las contradicciones y contiendas, a pesar del pecado evidente arrastrado por muchos de ellos; igual que nosotros, ellos invocaron el nombre de Jesús, y como el nuestro, Él era su Señor y salvador. Y el poder redentor de la cruz había puesto una capa de blancura sobre ellos. Pues la gracia de Dios no es condicional, excepto en la cruz, y Pablo estaba siendo la encarnación de esa gracia.
Entonces, ¿dónde quedo yo? Creo que estoy llamado a dar gracia y ser yo mismo y dejar que el Espíritu Santo haga el resto. Creo que estoy llamado a estarme quieto y saber que Él es Dios, y si Él se desprendió de su trono para tomar el corazón de un siervo, ¿Cómo soy yo más importante que Jesús para atreverme a negarme a hacer lo mismo que el hizo? A ser un siervo, y a servir!
¿O no he sido yo llamado a ser un imitador de Jesús? Pablo dice "Imítenme a mi al igual que yo también imito a Cristo" (I Corintios 11:1). Y Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame." (Marcos 8:34).
Entonces me pregunto: ¿soy yo real, o no soy más que otro gran hipócrita tratando de verme real?
Algo real es que a menudo oigo la voz de Dios guiándome en la dirección correcta, y que identifico su voz a través de las confirmaciones de las Escrituras y la oración, y las circunstancias, y los hermanos cristianos; lo cual a menudo me lleva a creer que debe haber algo real en mi. Por otro lado no me cabe duda que el Espíritu Santo está en mí, porque muchas veces me da evidencia de su presencia, sobre todo en los momentos en que estoy a punto de meter la pata o pisar los pies de alguien. Y yo trato de seguir la guía del espíritu, y en lo mejor de mi capacidad obedezco los mandamientos de Dios como yo los interpreto. Y sin embargo, podría dar un montón de testimonios de las ocasiones en que Dios me habló y yo no escuché, y cada una de esas ocasiones ha dejado una enorme cicatriz en mis adentros, y estas me recuerdan continuamente que lo que Dios dice siempre es importante. Y sin embargo, aún consigo enredar las cosas de ves en cuando; como un niño inexperto que necesita ser constantemente corregido por sus padres. Sigo siendo sólo un niño que crece en el corazón de una selva, y con un padre que es celoso y protector y estricto y exigente en el cuidado de sus hijos, un padre que no duda en utilizar la vara si es necesario, para mantenerme en el camino recto.
¿Seguiré yo cometiendo errores? Creo que mientras viva en esta carne voy a continuar teniendo mis ocasionales caídas y arañazos y magulladuras. Pablo dice en Romanos 7:21: "Aunque quiero hacer el bien, el mal está ahí conmigo" Y aunque intencional y cuidadosamente mido mis pasos, y aguzo los oídos de mi corazón para escuchar los suaves susurros de advertencia de Cristo en mí; mi carne seguirá en su afán, empujando y pateando, tratando de salir de su tumba. Y yo tendré que seguir matándola todos los días, hasta el día de Cristo.
Porque es por su gracia, que hoy vivo, y si en verdad y de todo corazón tú has confesado a Cristo como tu Señor y salvador, entonces, tú también vives por su Gracia.

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

lunes, 14 de febrero de 2011

¿Le Llaman Homofobia?

Un hombre de Montreal se vio obligado recientemente a pagar a una pareja de homosexuales la cantidad de 12.000 dólares, tras ser acusado de homofobia debido a un incidente provocado por el manejo peligroso de uno de ellos, quien después de ignorar una señal de Parada casi atropella a uno de los hijos del acusado.
Aunque las pruebas demostraron que esta pareja era culpable de conducción temeraria y de poner en peligro la vida de los niños, también es cierto que los ánimos estuvieron bastante agitados tanto en el acusado como en sus acusadores los cuales intercambiaron muchas palabras inadecuadas.
Lo que provoca mi curiosidad es el hecho de que este hombre, un oficial retirado de alto rango del ejército canadiense fuese acusado y luego demandado exitosamente por esta pareja por el solo hecho de pronunciar algunos improperios. (Jan 14 2011 Nacional Post)
Y, cuando busco el termino homofobia en los diccionarios del idiomas Inglés, encuentro que es descrito como una serie de actitudes negativas hacia los homosexuales las cuales son causadas por el miedo. Esta misma palabra apareció por primera vez en una revista en 1969 refiriéndose a los hombres heterosexuales, que tienen temor de que otros puedan pensar que ellos son homosexuales.
Al considerar el hecho de que las personas homofóbicas son supuestamente temerosas de los homosexuales me rasco la cabeza en confusión ante el hecho de que un homosexual piense que alguien tiene temor de él o de ella; Pues todos sabemos que la homosexualidad no es una enfermedad contagiosa, y los homosexuales no son criminales, ni son abusadores de niños. Aunque ciertamente yo no confiaría a mis hijos al cuidado de una persona homosexual, y sencillamente digamos que es sólo una cuestión de preferencias personales.
Yo no estoy hablando de otras desviaciones sexuales en este tema porque yo no creo que se merezcan mi atención pues veo a aquellos que las practican como individuos simplemente depravados.
Pero con respecto a la palabra homofobia y su significado, me parece extraordinario que tantas veces escuchamos casos de acusaciones y debates y decisiones de los tribunales sobre la base de dicho término.
Cristianos, en particular, sin duda han cargado su porción de dolores de cabeza al salir en defensa de una enseñanza que está claramente definida en la Biblia. La homosexualidad es un pecado y una perversión inmoral, y cualquier persona que adopta esta práctica es un esclavo del pecado y vive encadenado. (Lev 18:22-23, Lev 20:13, 1 Corintios 6:9, 1 Timoteo 1:9-10, Romanos 1:26-27, Judas 7)
Y con respecto a mi experiencia personal, en las muchas ocasiones en las que me he cruzado en el camino con personas homosexuales; yo no podría hacer un juicio justo basado en la cantidad de homosexuales que he conocido en toda mi vida, los cuales probablemente serían menos cien. Sin embargo, si las estadísticas generales sobre el tema son creíbles, y con el apoyo de dicha experiencia, aparte del hecho de que la Biblia condena todo tipo de prácticas sexuales con personas del mismo sexo, yo podría decir categóricamente que la homosexualidad tiende a inducir a quienes la practican a una promiscuidad indecente, y a muchas otras tendencias pecaminosas no necesariamente relacionados con la homosexualidad, pero que de alguna manera parecen proliferar en torno a los homosexuales.
Igualmente estoy convencido de que los cristianos, como regla general, no tienen miedo de ser confundidos, o en cualquier caso, tentados o preocupados por la homosexualidad.
Mas la sociedad moderna, si nos basamos en el contexto original del término, parece haber establecido el consenso de que aquellos que no están de acuerdo o en cualquier manera no condonan el comportamiento homosexual, de algún modo tienen miedo de ser descubiertos en sus secretas tendencias homosexuales, viven reprimidos, y en un intento por mantener su secreto oculto, tienden a rechazar violentamente a aquellos que son abiertamente homosexuales. Y que aquellos que abiertamente abrazan esta practica y actúan en sus atracciones por parejas del mismo sexo o parejas múltiples, son quienes están siendo realmente honestos.
Sin prejuicio de aquellos que prefieren vivir tan obviamente innatural estilo de vida, puedo afirmar con toda confianza que lo único que los cristianos sienten por aquellos que practican la homosexualidad, es dolor y pena y compasión y un profundo deseo que Dios abra los ojos de sus corazones y les libere de su esclavitud a un comportamiento repugnante y autodestructivo.
Los cristianos no son en ningún modo temerosos, o en contra de aquellos que optan por seguir tratando de justificar sus actitudes pecaminosas, cualquiera que esta sea, y no especialmente los homosexuales, los cuales son simplemente víctimas de su propio descarrilamiento, independientemente de las razones que los llevaron a adoptar esta práctica.
Nosotros, los cristianos somos más bien movidos y motivados a amar a nuestro prójimo, independientemente de su credo raza, color, sexo, estilo de vida u orientación sexual, y nuestro mayor deseo es que todos lleguen a recibir la gracia de Dios, y sean expuestos al conocimiento salvador de Cristo.
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 6:23)

Rev. José A. Luna
Siervo de Cristo Jesús

domingo, 6 de febrero de 2011

Mi Yugo es Fácil!

El concepto de caminar es uno que nosotros los cristianos confundimos continuamente habiendo llegado a la fe en Cristo, y solemos pasar por alto el gran privilegio de formar parte de los elegidos, mientras contendemos con nuestro propio caminar por la vida diaria, ya que tratamos de mantenernos a par con nuestros innumerables retos para sobrevivir en la selva que este mundo se ha convertido.
Así es que corremos, nos apresuramos, nos afanamos vivimos en medio de la tormenta de una vida que termina arrastrándonos en cualquier dirección, excepto al lugar al que deberíamos querer llegar. Y la mayoría de nosotros estamos conformes con los resultados, pues creemos estar haciendo nuestro trabajo, (aquellos que tienen un trabajo), mientras vemos a nuestros hijos crecer y desarrollarse, y aprender, y convertirse en adolescentes y adultos como nosotros, y así terminan copiando el modelo que les hemos enseñado, y agregan nuevos detalles a este modelo, dándoles un toque personal, antes de pasarlo a una nueva generación.
Trabaja duro, maximiza tu tiempo, estudia mucho, encuentra una esposa o un marido, ten algunos niños, y capacítalos para repetir el ciclo de nuevo.
Algunos de nosotros en algún momento de nuestras vidas llegamos a la conclusión de que es todo una farsa, una falacia, un esquema de mundo, diseñado para hacernos creer que realmente estamos logrando algo, consumiendo, produciendo y viviendo una vida de falsos deseos y pretensiones e ilusiones , llena de deseos mundanos. Necesito el último modelo, necesito uno más grande, necesito más de lo mismo, necesito uno más rápido o uno más pequeño o uno que sea más eficiente, y necesito, necesito, necesito. Y así la vida sigue, y con ella la urgencia de comprar y trabajar duro para poder pagar por más de lo que "necesitamos" y nuestro caminar diario nos lleva hacia ningún lado, porque se convierte en cualquier cosa menos un caminar.
Jesús dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera.” (Mateo 11:29-30)
Y si nos detenemos a interpretar lo que Él esta tratando de decirnos, nos daríamos cuenta de que nuestra vida es un absurdo, un cúmulo de locuras cuidadosa y perfectamente empaquetadas para que las veamos normales y racionales. La normalidad de tener dos trabajos para poder comprar la casa más grande que no nos podemos permitir el lujo de comprar, y la cual no necesitamos, para que el mundo sepa que somos personas de éxito, es algo completamente normal en la mente de los necios. La racionalidad de tener un esposo y una esposa los cuales ambos trabajan a tiempo completo para pagar un estilo de vida el cual no llegan a disfrutar porque están demasiado ocupados trabajando, es una locura absoluta.
Nuestros niños terminan creciendo solos, por sus cuentas, y deseando tener padres que les ayuden de ves en cuando con sus tareas, o con los cuales poder jugar a la pelota una vez u otra.
Ciertamente, un gran porcentaje de la población de los países pobres del mundo no puede ni siquiera conseguir un trabajo, y tienen que agarrarse de lo que puedan encontrar para llevar alimentos a su mesa, mas estos, usualmente están mucho más cerca de sus hijos, y llevan una vida y relación familiar más significativa, pues estos aprenden a valorar lo poco que tienen.
El estilo americano nos ha enseñado a llevar una vida de desperdicios, ya que esto se ajusta al modelo económico del consumismo moderno y la acumulación de productos inútiles que nos dan la ilusión de ser ricos o "no pobres".
Sin embargo, incluso los ricos y famosos son por lo general los pobres y miserables, pobres de corazón, y miserables en sus vidas privadas, no es de extrañar que la tasa de suicidio entre los ricos es astronómica, en comparación con los casos de la clase media y los pobres.
Jesús dijo: "Llevad mi yugo y aprended de mí."
Por el bien de quienes no están familiarizados con el término, un yugo es un travesaño de madera o de metal con dos abrazaderas que atar un par de bueyes u otros animales de trabajo por el cuello para trabajar la tierra. Y la forma en que se son atados los convierte en fuerzas adjuntas y los obliga a caminar juntos. No pueden correr, y uno no puede dejar de caminar, mientras que el otro continua, pues uno arrastraría del otro, y ambos se ahogarían, este yugo requiere que ambos mantengan el mismo ritmo. Cuando ambos avanzan se mueven a paso igual, cuando ambos se detienen descansan juntos.
Esta es una metáfora del caminar en Cristo, pues la vida cristiana es un caminar diario, una entrega diaria a la voluntad de Cristo, sin preocupaciones por el mañana, sin temor por el futuro, sabiendo que caminando con Él, vamos a tener un caminar firme y constante, sin prisa, sin afán, guiados por Él conduce, aprendemos a encontrar su ritmo y las cosas siempre irán bien, porque Él siempre sabe donde debe ir, y donde debe llevarnos.
Hace un tiempo en Ohio, íbamos a predicar en una iglesia en los suburbios, y no sabiendo como llegar, estábamos parados en una gasolinera en el medio de la nada, pidiéndole dirección al Pastor a través del teléfono para poder llegar a nuestro destino, pero porque estábamos en una zona rural, la conexión era muy mala y a penas podía yo oírle, por lo que, temiendo perderme, le rogué que viniera a recogernos. El pastor finalmente llegó a donde estábamos, y lo seguimos a través de estrechas calles y caminos de tierra, hasta que, finalmente, 20 minutos más tarde, llegamos a la iglesia.
Mientras estábamos tratando de llegar a la iglesia por nuestro propio esfuerzo, tratando que obtener indicaciones para continuar hacia nuestro destino, esto parecía una tarea imposible, pero una vez que el pastor llegó, se acabaron las preocupaciones, porque el sabia exactamente a dónde iba, no teníamos necesidad de mapas o instrucciones. Solo tuvimos que seguirle, porque sabíamos que siguiéndole a el estábamos garantizados de llegar a nuestro destino.
Sucede exactamente lo mismo con nosotros, con respecto a nuestra vida espiritual, pues somos solo transeúntes en esta vida carnal transitoria, y todas las cosas que nos rodean están supuestas a ser utilizadas para la gloria de Dios, pero nos resulta imposible escuchar la voz de Dios cuando Él nos da instrucciones en medio del ruido y la interferencia del mundo. Así es que tenemos que parar! Estar quietos y esperar a que Él venga nuestro encuentro en la esquina de nuestra vida, para que podamos dejar de preocuparnos por encontrar el camino correcto, o por haber escuchado las instrucciones equivocadas, y permitirle que nos guíe mientras le seguimos.
Permítele poner la atadura de su yugo en tu cuello, y mientras el camina, camina con él, porque su yugo es fácil y su carga ligera.
Él dijo: "Venid a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo os haré descansar." (V 28) este verso nos concierne a todos y cada uno de nosotros, sin excepción.
Así que decídete a seguir a Cristo Jesús, decídete a entregar tu diario caminar a su señoría, porque Dios es amor y quiere lo que es mejor para ti, Él es Omnisciente y conoce la mejor manera de llevarte al éxito, y Él es Omnipotente, y Él te ha dotado de todas las herramientas que necesita para alcanzar la cumbre, la victoria Espiritual, la verdadera experiencia de estar conectado con Dios a través de Cristo Jesús.
Porque es Dios quien obra en vosotros el querer como el hacer para cumplir su buena voluntad. (Filipenses 2:13)
Paz y amor en Cristo Jesús y en Dios nuestro padre

Rev. José Antonio Luna
Siervo de Cristo Jesús